Inicio - PERSONALIDADES - Artistas e Intelectuales

Carlos Borbolla Téllez y su labor pedagógica.

Autor(es):
Alberto Ramos Fonseca.
Carolina Yaque Borbolla

Artículo donde se analiza y justiprecia la labor creadora de este magnífico músico manzanillero que, en un abanico impresionante, recorre los géneros desde lo popular hasta lo culto.

Carlos Prisciliano de la Paz Borbolla Téllez (1902-1990) nació en Manzanillo, provincia de Granma, siendo el menor de los siete hijos del asturiano Francisco Borbolla García y de la bayamesa Carolina Téllez. Inicia los estudios de piano de forma casi autodidacta, y en 1926 viaja a París, a estudiar piano con el profesor Pierre Lucas y composición con el profesor Louis Aubert, siendo éste quien le anima a componer una música cubana, en la que pusiera de manifiesto todo lo aprendido. Bajo el nombre de Carlo, compone y edita en Francia Cuatro Sones Cubanos. Recibe también lecciones del organista Constantín Fermín y así completa su formación.

En 1930 regresa a Manzanillo y junto con sus hermanos Francisco y Joaquín se dedica a la construcción de órganos para baile y a componer música para este instrumento bajo el nombre artístico de Carlo. Entre esas composiciones se encuentra El Jorocón, símbolo inconfundible del órgano manzanillero y hasta el día de hoy, pieza emblemática en el repertorio de la Banda Municipal de Conciertos de dicha ciudad.

El Renacimiento de la cultura musical en la época contemporánea se debe en gran medida a los conservatorios privados. El Conservatorio, (1885) fundado por el holandés Hubert de Blanck, notable pianista y pedagogo, El Conservatorio de Música y Declamación de la Habana, (1897) fundado y dirigido inicialmente por el pianista y pedagogo Carlos Peyrellade, que al morir deja como sucesor a su hermano Eduardo Peyrellade, a quien se le atribuye la época de mayor florecimiento del centro, y continuada su obra posteriormente por el maestro, pianista y compositor José Raventós, y El Conservatorio Internacional Orbón y el Consejo Municipal, ambos dirigidos por Diego Bonilla.

En Manzanillo, la Academia de Música Privada (actual Escuela de Música) de las Hermanas Ross y el colegio religioso Lestonnac impartían el método de Hubert de Blanck, en tanto que la Academia de Música del profesor Juan García Fonseca seguía los lineamientos del método de Eduardo Peyrellade.

En suceso registrado en una crónica del periódico Información de 1951, Antonio Quevedo narra como Borbolla fue descubierto en 1944 por los miembros del grupo Renovación Musicales el que se encontraba Alejo Carpentier y la intelectualidad habanera progresista de aquel momento. En su libro La Música en Cuba y bajo el subtítulo «Un Caso», Carpentier escribió: "Carlo Borbolla constituye el caso más extraordinario de la música cubana contemporánea. Todo es singular y digno de atención en este compositor: su formación, su trayectoria al margen de los itinerarios propuestos al artista criollo, su vida, sus actividades, su obra [...]"(1) Es válido destacar que se omite este compositor en una reimpresión posterior realizada por la Editorial Pueblo y Educación en 1989.

En 1950 se traslada para la capital y fija su residencia en el Cotorro, dándose a conocer en los medios pedagógicos musicales por la creación de un conjunto de libros para piano. En ese mismo año María Jones de Castro, representando al Conservatorio Internacional de la Habana, le otorga el título de Profesor de Música Cubana. Es en esta década que incrementa su creación didáctica, aunque en sus escritos que datan de 1934 expresa su inquietud y la necesidad de un método de estudio para las interpretaciones de la música cubana. En sus observaciones sobre la enseñanza aplicada en los centros musicales se percató de la ausencia de la música autóctona en los planes de estudio para la disciplina de piano; asignaturas como Historia de la Música, Armonía y Estudio de las Formas, se impartían con enfoques europeos.

Su obra pedagógica está basada fundamentalmente en el sincopado de nuestra música cubana. La síncopa está comprendida en el compás dos por cuatro (2/4) y aunque Borbolla incluye en sus cuadernos de música el compás seis por ocho (6/8) por su esencia criolla y para darle variedad a la rítmica, el sentido y carácter de cada ejercicio está fundamentado en el compás dos por cuatro. Empleando el genérico de Rítmica Cubana publicó entre 1955 y 1957 cuatro cuadernos que van desde lo elemental hasta un nivel de mediana complejidad, incrementando de a poco las dificultades pianísticas.

En Pre Rítmica Cubana aparecen ejercicios elementales en síncopas, para aprender las características, giros o secuencias; su objetivo es conseguir la dinámica de las síncopas en figuras llamadas cinquillos y tresillos, distintivo típico de muchos de los géneros musicales cubanos influenciados por la música francesa, introducida en Cuba con la inmigración que huyendo de la revolución haitiana, llegó a Santiago de Cuba a fines del siglo XVIII; influidos también por la música española desde los comienzos de la conquista y por la música africana, traída a esta tierras debido al comercio de esclavos. Estas influencias originaron variadas formas de música cubana entre las que tenemos la contradanza, la danza, el danzón, la habanera, el son, la guaracha, la guajira, la rumba y la conga.

En sus cuadernos de música cubana Volumen I: Mis primeras síncopas, Volumen II: Música de mi Guateque (1955), Volumen III: Ritmo en los dedos (1956) y Tres Sonatinas (1957), realizados por Ediciones Borca. Cooperativa Litográfica SA, Almendares No 162, La Habana, podemos encontrar piezas que introducen estos géneros con sus combinaciones rítmicas. En la contraportada de cada volumen aparecen indicaciones metodológicas aclaraciones teóricas acerca de los compases empleados, la técnica, equivalencia, los ritmos y el tiempo, para su ejecución. Su cuaderno de Rumbitas, editado por la Imprenta El Arte, en Manzanillo, tenía el valor de un peso.

Colaboró también con las profesoras Carmen Valdés y Onelia Cabrera en los cuadernos de Solfeo I y Solfeo II para los métodos del conservatorio Orbón. La prestigiosa musicóloga e investigadora del Museo Nacional de la Música, Mivian Ruiz expresó: "En sus «Rítmicas», el compositor manzanillero encontró un método, logró sistematizar los principios didácticos y concertar las dificultades técnicas interpretativas de la música cubana y los de la escuela pianística occidental, para hacer asequible y digno de expresión el acervo musical de nuestro país.(2)

Además de su dimensión pedagógica, tiene una rica obra pianística que incluye boleros, danzas, guarachas, montunos, nocturnos, rumbas, sones, suites criollas y valses. Compuso música de cámara, música para orquestas de cuerdas, algunas canciones que van desde el lied hasta lo popular cubano y música para el órgano de baile, que Carlos intituló Organerías. En sus escritos aparecen títulos como El Surgimiento del Son, El Órgano Manzanillero, Biografía del Danzón y Enigma de la Síncopa. De sus ocho libros, dos fueron pedidos en la década del ochenta por la editorial Letras Cubanas, pero lamentablemente nunca fueron publicados. El Museo de la Música en Guanabacoa atesora documentos inéditos del autor y posee la mayoría de sus obras.

El afamado pianista Ulises Hernández ofreció un concierto en conmemoración del centenario del natalicio de Carlos Borbolla , y en la entrevista ofrecida expresó: "En este concierto asumo el reto de acercarme a su música de cámara y su obra para piano en diferentes géneros y formatos (sin poder abarcarlos todos), con el espíritu de libertad con que el mismo compositor escribió sus obras, e introduzco la percusión en algunos de sus sones partiendo del hallazgo de unos apuntes de Borbolla, que encontré revisando su archivo en el Museo de la Música; razón que la asocio al tradicional uso de la percusión cuando acompaña al órgano de Manzanillo".(3)

Su aporte al magisterio musical y a la cultura cubana debe ser conocido tanto por estudiantes de música, como por estudiantes y profesores universitarios manzanilleros, su obra hace un recorrido desde la música popular hasta la música culta, destacándo en ella los elementos nacionales, con un estilo muy personal. En una entrevista realizada por Omar Vázquez para el periódico Granma, en el Dia de la Cultura Cubana en 1988, Borbolla dijo: "No he trabajado buscando honores, lo único que me interesa es ofrecer mi obra a mi país. Todo lo que he hecho es pensando en Cuba [...] (4) Así de sencillo fue este prolífico manzanillero. Sirvan estas líneas para rendir honor a quien honor merece.

Notas.

1.-Alejo Carpentier. Carlos Borbolla: un caso.
2.-Mivian Ruíz. Carlos Borbolla: la creación, el estudio y el método.
3.-Ulises Henández. Entrevista, marzo 2002.
4.-Omar Vázquez. Artículo periodístico, oct 22/88.

Bibliografía.

1.-BUSHA , CHARLES y STEPHEN P. HARTER (2003): Métodos de Investigación en Bibliotecología: técnicas e interpretación. Ed. Féli x Varela, Ciudad de la Habana.
2.-Carlos Borbolla prosigue su obra en pro de la enseñanza. Revista Germinal núm. 76, septiembre de 1956.
3.-CARPENTIER, ALEJO (1989): La Música en Cuba. Ed. Pueblo y Educación. La Habana.

4.-CARPENTIER, ALEJO (1946): La Música en Cuba. Méjico.
5.-Diccionario Hispanoamericano de la Música. S/E, S/F
6.-ESQUENAZI PÉREZ, MARTHA (2001): Del Areito y otros sones. Ed. Letras Cubanas. La Habana.
7.-HENÁNDEZ, ULISES (2002): Entrevista efectuada en el Teatro Amadeo Roldán.
8.-MARTÍN, EDGARDO (1971): Panorama Histórico de la Música en Cuba. Cuaderno CEB. Universidad de la Habana.
9.-MIVIAN RUÍZ (2002): "Carlos Borbolla: la creación, el estudio y el método". Revista Cubana de Música Clave, Año 4, núm. 2.
10.-OROVIO, HELIO (1981): Diccionario de la Música Cubana, biográfico y técnico. Ed. Letras Cubanas. La Habana .
11.-RAVENTÓS, JOSÉ (1951): Historia de la Música. Ed. La Milagrosa. La Habana.
12.-VÁZQUEZ, OMAR (1988): Diario Granma.

 Artículos Relacionados