La escasez de productos medicamentosos para el uso general de la población fue siempre muy grande, por lo que era natural acudir a la medicina verde en la que existía determinada experiencia, adquirida durante muchos años, con el objetivo de curar determinadas dolencias; por tanto, no es de extrañar que ante esta necesidad y el afán de lucro, despertara en algunas personas el interés por la venta de los mismos y aparecieran así los primeros establecimientos que debían cumplir determinados requisitos.
"Para instalar una farmacia el interesado debía abrir un expediente en el Ayuntamiento, el cual constaba de la solicitud con los datos del farmacéutico, el título universitario, un plano de la farmacia, el aval del párroco, y un petitorio o lista de todo el instrumental y sustancias de que se contaría. Cuando el solicitante cumplía los requisitos exigidos se procedía a la visita del local en compañía de dos o tres testigos. El solicitante pagaba un arancel al subdelegado de farmacia por concepto de la visita de inspección, que solía ser de 12 pesos con 50 centavos", dice el Dr. Carlos Rafael Fleitas Salazar, Especialista de Segundo Grado en Anestesiología del Hospital "Saturnino Lora", Santiago de Cuba, en su trabajo "La actividad farmacéutica en Santiago de Cuba".
Según Francisco Javier Antúnez en sus Apuntes históricos de Manzanillo, p.40, las primeras farmacias que se establecieron fueron las del Lic. Don Santos Fonseca y la del Lic. Don Gabriel González, aunque señala "[…] que eran más bien botiquines […]", significamos que en la documentación consultada no aparecían los nombres de estas personas vinculadas con estas actividades, ni elementos que demostraran la existencia de esos establecimientos. Sin embargo, al revisar en el Museo Histórico Municipal de Manzanillo los Libros Antiguos de Anotadurías de Hipotecas, Archivo # 1, aparece registrado con el # 22, el 8 de julio de 1843, que ante el escribano Don Nicolás Lasso comparece Don José Santos Fonseca, profesor de farmacia, para "hipotecar la botica de su propiedad situada en la calle Cristina (Hoy Saco) esquina a la Real (Martí) en la casa de Rosario Aguilera para responder a la cantidad de 2000 pesos que debe a Don Saturnino Isac Solís, provenientes de efectos, muebles, envases, drogas y pago de operarios". Estos elementos niegan la afirmación de Francisco Javier Antúnez en su obra señalada y de Wilfredo Naranjo Gautier en sus Estampas del terruño cuando afirma que: "Todo parece indicar que la primera que se estableció en Manzanillo fue la botica «Las Mercedes», en 1845, propiedad del Lic. Don Pedro Tomás Céspedes y que estaba ubicada inicialmente en las calles Real (hoy Martí) y San Pedro (Calixto García) hasta que posteriormente su propietario fabricó el edificio que ocupa el solar completo de las calles Ángel (Mártires de Viet-Nam) y Cristina (Saco) para donde trasladó la farmacia y su residencia particular". Esta farmacia pasó después a ser propiedad del médico manzanillero Don Quintín E. Céspedes (hijo del fundador). Luego fue adquirida sucesivamente por distintos comerciantes de ese giro y se mantuvo abierta hasta después del triunfo de la Revolución cubana con ese mismo nombre. Desde su fundación existía en esta farmacia una imagen de "La Virgen de las Mercedes", de donde tomaba su nombre, y que aún existe en una casa particular en Manzanillo.
A partir de estos momentos comienzan a instalarse otros farmacéuticos y lo constatamos al ser mencionados algunos de ellos, cuando participan en los oficios realizados por la Iglesia Católica a algunas personas, familiares o no, según consta en los Registros de Defunciones de la Iglesia Parroquial "La Purísima Concepción", de Manzanillo, como son los casos del Lic. en farmacia Don José Ferrer, Libro 4to, Folio 210, del 28 de abril de 1844, durante el sepelio de su hija Mercedes Rosalía Ferrer Ramírez, de solo 48 días de nacida y el caso del Lic. en farmacia Don Pedro Tomás Céspedes al participar en los oficios ofrecidos a su hija, de 2 meses y medios de nacida, según consta en el Libro 5to, Folio 113, Registro 883 (598), del 26 de julio de 1850.
Durante toda la época colonial fue característica la existencia de las boticas plurales, es decir, en ellas se expendía todo tipo de productos, ello lo podemos apreciar en las publicaciones de la época en el territorio, como es el caso del periódico La Antorcha, del 21 de marzo de 1861 y en la edición del 5 de mayo de 1861, o el periódico El Eco, del día 26 de agosto de 1886, localizados en el Archivo Histórico Municipal de Manzanillo, donde anuncia que en la Botica "La Oriental", ubicada en la calle Comercio (Dr. Codina), esquina a la calle De la Iglesia (José Miguel Gómez) del Lic. Ramón Sánchez, se ofertan jabones medicamentosos, crema de bismuto, jarabe de rábano iodado, elixir digestivo, perfumes, etc. Sin lugar a dudas la oferta no siempre tenía que ver con la salud y sí con los fines mercantiles de sus propietarios.
Pero también se daba el caso de establecimientos no dedicados a preservar o curar la salud de las personas que ofertaban, de forma paralela a sus servicios originales, otros que sí tenían esos fines, tal y como se puede observar en el anuncio del periódico La Antorcha, del día 5 de mayo de 1861, donde se ofertan sanguijuelas en el establecimiento de Don Francisco Bertot y Cía y en la edición del 23 de diciembre de 1864 donde aparece que en la Barbería "El Buen Tono", situada en la calle Santa Ana # 21 (Villuendas), se venden sanguijuelas dragones y en el periódico El Eco, del 26 de agosto de 1886 dice que se ofertan sanguijuelas, las 24 horas del día, en la barbería de Celedonio Rodríguez, ubicada en la calle Comercio (Dr. Codina), esquina a Tacón (Plácido). Aunque es de señalar que algunos barberos desempeñaron una actividad importante como médicos flebotomianos o sangradores durante esta época en la aplicación de determinados tratamientos, como fue el caso del propio Celedonio.
En nuestra pesquisa, se mencionan en diferentes documentos y momentos cuatro farmacias:
1.-"Las Mercedes" Calle Real (hoy Martí) y San Pedro (Calixto García) Don Pedro Tomás Céspedes.
2.-La Botica de Don Pedro Pellicer; la cual, aparece referenciada en el periódico La Antorcha, el 21de marzo de 1861.
3.-La Botica de Don Andrés Puig y Cía., de la que se refieren ventas y ofertas en el periódico La Antorcha del 5 de mayo de 1861.
4.-"La Oriental", ubicada en la calle Comercio (Dr. Codina) esq. a la calle Iglesia (José Miguel Gómez) y que era propiedad del Licenciado en farmacia Don Ramón Sánchez. Este establecimiento aparece referenciado en el Acta de Cabildo correspondiente al 26 de agosto de 1886.
En las investigaciones realizadas no ha podido precisarse la ubicación de la segunda y tercera. Como puede apreciarse, resulta significativa la cantidad de farmacias que existían en Manzanillo durante la época colonial y ello constituye también un elemento incuestionable de la pujanza que iba alcanzado la ciudad del Golfo de Guacanayabo para ese entonces.