Valia Marquínez Sam.
Breve relato de cómo Teodomiro Rondón Guisado adquirió cólera y sobrevivió.
Muchos aún dormían en la comunidad manzanillera de El Sitio cuando un intenso dolor abdominal despertó a Teodomiro Rondón Guisado, aquella imborrable madrugada del 22 de junio.
"Intenté levantarme de la cama, pero no pude, tenía fuertes dolores de barriga y los tendones de las piernas se me encogían hasta más no poder".
"Como era tanto el dolor llamé a mi tataranieta, quien me llevó urgente hasta el policlínico número 4, Luis Eneique de la Paz. En menos de lo que canta un gallo evacué variasa veces"; presentaba una deshidratación severa, dijo la doctora.
"Me pusieron los sueros y fui remitido con urgencia al hospital Celia Sánchez, luego me confirmaron la sospecha: tenía cólera."
"Mire, compay, de los 86 años de vida que tengo, 32 los viví en el capitalismo, pero ese tipo de diarrea es peor que aquel sistema".
De vuelta a casa continúa el tratamiento. Primero, una quimioprofilaxis, luego el control de focos, la inspección del hogar y desde entonces un seguimiento diferenciado y riguroso por el médico de la familia.
"Por eso tengo que vivir agradecido de contar para siempre con esta Revolución", dijo sonriente el viejo Teodomiro mientras observaba al equipo de trabajo.
Fuente: Luis Carlos Frómeta Agüero y Valia Marquinez Sam. "¡Vaya suerte la mía!". En: La Demajagua, sábado 21 de julio de 2012., p. 2.