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Ambrosio Fornet y Manzanillo saldan sus deudas.

Autor(es):
Carlos Rodolfo Escala Fernández.

Lo acontecido en la visita de Ambrosio Fornet a Manzanillo en el marco de la XVII Feria Internacional del Libro.

Ante el numeroso público reunido en la Casa del Joven Creador el pasado 1º de marzo, el Premio Nacional de Literatura Ambrosio Fornet reconoció su sorpresa y felicidad por regresar a una ciudad que sintió cercana desde su niñez. El insigne intelectual oriundo de Veguitas fue acompañado hasta la Perla del Guacanayabo por su esposa, así como por Joel Prado, editor encargado de la presentación del título Yo no vi ná y otras indagaciones, de Ediciones Bayamo, y Maritza Labrada, directora del Centro Provincial del Libro

En el recinto sede de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) se encontraban miembros de dicha organización y su ejecutivo, alumnos y profesores de la Universidad de Ciencias Pedagógicas "Blas Roca Calderío", especialistas de la Biblioteca Pública "Antonio Maceo", el Archivo Histórico Municipal "Modesto Tirado", así como del Museo de las Luchas Obreras, al igual que periodistas de la emisora Radio Granma y el telecentro Golfovisión. Asimismo hicieron acto de presencia trabajadores y dirección del Centro de Promoción de la Cultura Literaria "Manuel Navarro Luna", el Sectorial Municipal de Cultura y artistas e intelectuales pertenecientes a la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

Presentado por Esperanza Martínez Llopis, directora del Teatro Manzanillo, entre los acordes cubanos del violín de Onel Zorrilla, Fornet tituló su conferencia La cultura manzanillera. Un testimonio personal. Con un espíritu de profundo respeto el eminente ensayista evocó la influencia de la madre que le relataba cómo había soltado unas palomas en el recibimiento de Bartolomé Masó, último Presidente de la República en Armas. Un nexo muy especial en esta relación fue su descubrimiento de Luis Felipe Rodríguez que dedicó a su padre sus libros Poemas del corazón amoroso y La pascua de la tierra natal.

Además, recalcó el parentesco que unió a su familia con el abogado antimperialista manzanillero Julio César Gandarilla, cuyo libro Contra el yanqui, publicado en 1912, calificó como "eclaración de cubanía". Rememoró sus visitas al Instituto dirigido por Augusto Martín Veloz y su admiración por la revista Orto, salida de la imprenta El Arte y el tesón de Juan Francisco Sariol y el Grupo Literario Manzanillo. Visible fue su emoción al mostrar un ejemplar de la revista del año 1943, dedicado a su primo Gilfredo Ares Bernal, joven del que Navarro Luna expresó en un soneto que "se ganó la muerte con su vida / y se ganó la vida con la muerte". Compelido por el testimonio de su amiga Rita Vilar, Fornet abordó la "historia apasionante" de César Vilar, dirigente comunista que en su momento debió abandonar el Partido Socialista Popular por su apoyo a la acción del 26 de julio de 1953 y que sufrió la muerte de su hijo Enrique Vilar Figueredo como soldado del Ejército Rojo, durante la Gran Guerra Patria.

Acto seguido se entabló el diálogo con los participantes sobre sus consideraciones sobre el guión cinematográfico, por él mismo llamado "cinelitura", y su paradójico destino, además de su estrecha relación con Tomás Gutiérrez Alea y algunas implicaciones del tristemente célebre "Quinquenio Gris", por lo que hizo un llamado a no olvidar las palabras de Jorge Ruiz de Santayana al sentenciar que "quienes no conocen la historia están condenados a repetirla". Asimismo fueron abordados otros temas como publicaciones de su natal Veguitas, o la diáspora y su relación con intelectuales como los manzanilleros Emilio Bejel y Yoel Mesa Falcón y la convergencia y tensión de las culturas cubana y norteamericana, sobre lo que acotó "nosotros no somos una prolongación de la Florida, nacimos el 10 de octubre, cerquita de aquí."

Y luego del agradecimiento expresado por los congregados se dio paso a las presentaciones de Joel Prado y el historiador Delio Orozco González. El editor bayamés elogió el "discurso de lúcida prosa y fino humor” de este  "maestro de editores", que "ajeno a altisonancias académicas" reunió en el volumen "historias vivas” y verdaderas "joyas de la ensayística moderna". Por su parte, el historiador y escritor manzanillero, director del Archivo Histórico de la ciudad, dedicó sus palabras llenas de admiración y respeto al octogenario hombre de letras y a un texto imprescindible como Narrar la nación, pues "la identidad es un acto de rescate" y "las palabras de Ambrosio nos ayudan a sembrar la nación".

El entrañable encuentro, realizado en el marco de las actividades provinciales de la Feria Internacional del Libro y la Literatura en Granma, tuvo como colofón y homenaje la entrega de una muestra de Ediciones Orto y sendas obras del artesano Ernesto Díaz Carillo y el artista de la plástica Julio Oduardo Castañeda, representado este último por Manuel Olivera Álvarez, pintor y presidente de la UNEAC en Manzanillo. Antes de seguir viaje con destino a su terruño, Ambrosio, conmovido, dedicó varios de sus libros a quienes se acercaron gratificados por su presencia y aprecio por la cultura manzanillera y se dirigió luego al histórico coliseo principal, inaugurado hace poco más de ciento cincuenta y cinco años por el Padre de la Patria.

Fecha de publicación en Enciclopedia Manzanillo: 2012.