y quisera ser sol para
poderte dar un beso de luz, ¡mi Manzanillo!
Elvira Fornaris.
No puedo repetir esos versos
que ensucian mis labios
y denigran mi origen.
El hombre es quien grada y degrada.
Y así como Plutón ya no es planeta,
mi ciudad lo es sólo por inercia.
La inercia de ojos, al menos cincuentones,
que retienen en sus pupilas
el pavimento coloreado
por los carteles luminiosos
de una arteria devenida
vaso capilar,
a la que, tal vez,
por reproche de conciencia,
o por evitar que el susurro
se alce en grito,
están tratando de restaurar la vida.
Mientras alrededor existe una ciudad
de fábricas agonizantes,
ciudad de mar,
puerto de barcos fantasmas,
de muelles fallecidos,
por donde parte la esperanza fugitiva.
En tanto otra esperanza se resiste,
permanece y cree,
todavía cree,
en el nombramiento salvador.
Virginia Fernández Fornaris.
16 de noviembre del 2006.
Fecha de publicación en Enciclopedia Manzanillo: 2007.