Breviario sobre la fundación del movimiento 26 de julio en la ciudad y su labor en apoyo a la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista.
La toma ilegal del poder en marzo de 1952 por Fulgencio Batista Zaldívar, constituyó el punto de partida para la creación en el país de una situación revolucionaria, pues la eliminación de las garantías constitucionales, de la última posibilidad de cambio para la sociedad cubana a través de las urnas y la entrega incondicional del país al capital e intereses extranjeros, aplicando para ello una política antinacionalista y antipopular, demostró que la única solución factible a la problemática de Cuba era la del 68 y el 95: la lucha armada.
Como respuesta a la nueva situación creada y cabal comprensión de la necesidad nacional, se producen los ataques a los cuarteles Moncada y Carlos M. de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo respectivamente.
Desde un inicio, la sangre generosa de los hijos de Manzanillo abonó el camino de la independencia en esta nueva etapa de lucha al ser asesinado vilmente después de ser torturado José Luis Tassende de las Muñecas; y aunque no pudo llegar a participar directamente, el también manzanillero Víctor Escalona Benítez, cuando las hordas batistianas segaron su vida asesinándolo días después de los gloriosos sucesos de julio de 1953.
La prisión más que fecunda por la cual transitó Fidel hasta mayo del 55, le sirvió para estructurar detenidamente el programa de la Revolución: La Historia me Absolverá, documento que fue distribuido en Manzanillo y otros pueblos cercanos a fines de 1954, más exactamente en noviembre, y concebir la vertebración de un movimiento que, con el nombre de 26 de Julio, sería el encargado de conducir los derroteros de la revolución. Este movimiento eclosiona nacionalmente en el verano de 1955, antes de la partida de Fidel hacia el exilio, y articulado su núcleo central Manzanillo entre los meses los meses de julio y noviembre del mencionado año, después que Manuel Hechavarría Martínez hablara personalmente con Fidel en La Habana y recibiera instrucciones sobre la nueva contienda que se iniciaba y el modo de organizarla.
Después de su regreso a Manzanillo desde la capital, Hechavarría conversó personalmente en una esquina de la calle Plácido con el compañero César Suárez Calaña, a quien solicitó su cooperación revolucionaria y responsabiliza con la dirección de la propaganda del naciente Movimiento; acercándose después a Manuel Angulo, responsabilizándolo con las finanzas, cargo que ocupó posteriormente la compañera Micaela Riera a partir de del 30 de marzo de 1956. Hechavarría fue "oficializado" como responsable del M-26-7 en visita que hiciera Frank País a Manzanillo, siendo sustituido por Adalberto (Beto) Pesant, cuando él salió para México en agosto de 1956 para unirse, con otros manzanilleros, a la expedición del Granma.
Debe señalarse que la visita de Ñico López y otros miembros del M-26-7 constituyó un elemento de cohesión y organización entre las recién estrenadas filas "veintiseístas", dando los toques finales a la fijación del Movimiento en La Costa, durante la segunda quincena de noviembre del año 1955.
El año de 1956 constituye un espacio de tiempo de febril preparación dentro y fuera de Cuba. La intensa labor que desplegaron Fidel y los demás emigrados en México y otros lugares, más la ayuda enviada desde acá, permitió que el 2 de diciembre de 1956, desembarcaran en Los Cayuelos, cerca de Playa Coloradas en Niquero, los 82 hombres del "Granma" que venían a cumplir la palabra de ser "Libres o Mártires".
Los doce meses del año calendario del 56, representan en Manzanillo una muestra fehaciente de real actividad revolucionaria con los entrenamientos militares en Pilón, Niquero, Calicito y el propio Manzanillo; los actos subversivos como el atentado al jefe de la policía Naún Jaile y otras acciones diversas; la obtención de armas mediante la compra, donación o sustracciones, como las de la casa del central "Santa Regina" en Ceiba Hueca o las de San Ramón; el acopio de dinero de donantes o cotizantes; la impresión y distribución de propaganda revolucionaria; la educación de los militantes y la paciente, seria y responsable labor de Celia Sánchez Manduley llegada a la ciudad en mayo de ese año proveniente de Pilón, y que en los meses finales dedicó todo su empeño en preparar las condiciones para recibir a los revolucionarios que vendrían de México.
Los contactos de Celia con los campesinos como Guillermo García, Crescencio e Ignacio Pérez y tantos otros; las relaciones establecidas con profesionales y comerciantes para aprovechar sus potencialidades y status social, sus ideas para confeccionar uniformes para el "camouflaje", de instruir a compañeros en los conocimientos básicos de primeros auxilios, de lograr la habilitación de casas que sirvieran en un momento dado de clínicas improvisadas, fueron alguno de los acápites de un extenso libro de actividades desplegadas en esta primera parte de su labor en Manzanillo, apoyada siempre por los demás compañeros de lucha y que en el año 1957, arribarían a su máximo esplendor llegando a convertirse Manzanillo en la retaguardia segura conque contara el naciente Ejército Rebelde en los momentos más difíciles de su existencia después de la dispersión de Alegría de Pío.
Fue por Manzanillo, en estrecha coordinación con Frank País, por donde asciende a la Sierra el primer refuerzo de combatientes del llano, agrupados con ingeniosa estrategia por Celia en el mes de marzo de 1957, en el lugar conocido históricamente por "El Marabuzal".
En su primera visita a Manzanillo después del triunfo de la Revolución, Fidel Castro destacó que las primeras botas y frazadas las había recibido de Manzanillo, por eso, con orgullo revolucionario puede repetirse junto al poeta Manuel Navarro Luna que la ciudad se convirtió en "el contrafuerte de la Sierra Maestra".
Fecha de publicación en Enciclopedia Manzanillo: 2007.