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Ignacio Bazán Enríquez.

Autor(es):
Rogelio González Ricado. +

Artículo laudatorio en ocasión de pasar a retiro el maestro Ignacio Bazán Enríquez.

Un buen periodista. Un gran amigo. Un perfecto ciudadano. Un excelente educador. Un nuevo jubilado escolar, leal y entusiasta adherente de D.U.R.E.

En el distrito Escolar de Manzanillo, acaba de acogerse a la jubilación que desde hace algunos meses le había sido concedida, el Sr. Ignacio Bazán Enríquez. Sirvió a la Escuela durante cuarenta y cuatro años consecutivos. En tan dilatado lapso apenas disfrutó brevísimos días de licencia, siempre por enfermedad real, no simulada, o por estar prestando servicios de peritaje en la Audiencia Territorial de Oriente, aunque sin recibir emolumentos por esa labor.

Comenzó su carrera del magisterio en la villa de Niquero, en la Escuela que dirigió el compañero Arturo Pacheco, otro Eminente Maestro, jubilado ya, quien sufre gravísima enfermedad prolongada en nuestra ciudad de Manzanillo. Pacheco y Bazán, almas hermanas, estuvieron siempre estrechamente unidos al que estas líneas escribe… y esta amistad entrañable se hizo más íntima al correr de los años.

De Niquero, Ignacio Bazán, pasó a servir en la Escuela Pública de Blanquizal, progresista poblado a sólo cuatro kilómetros, por la carretera, de la ciudad de Manzanillo. Allí le encontramos cuando, en 1914, pasamos a desempeñar la Inspección Escolar de aquel distrito. Nuestro primer acto de justicia fue trasladar a Ignacio Bazán a la cabecera, en la Escuela que dirigía otro magnífico educador, Diógenes Gil de Gibaja y Benítez, recientemente fallecido.

En la primera ocasión propicia, establecimos un aula en la barriada de Santa Elena, sobre una de las bellas colinas en que se asienta gran parte de la ciudad de Manzanillo. Poco a poco, a medida que las circunstancias lo permitían, logramos ampliar esa Escuela, hasta que en 1923, cuando nos acogimos al retiro, contaba con seis aulas, de las que Ignacio Bazán naturalmente, era Director. Y al jubilarse éste, con la entusiasta y patriótica Asociación de Padres y Vecinos, este Centro Escolar es uno de los más importantes de la Ciudad Masó.

Leyendo, en la prensa local manzanillera, las informaciones sobre los homenajes que allí se le han rendido a Ignacio Bazán, hemos experimentado intenso júbilo y hondísima melancolía a la vez. Nos alegra que se haya rendido a tan destacado Maestro el tributo de cariño y de gratitud que merece, pero nos produce tristeza no haber estado junto al amigo y compañero entrañable en esos instantes de eufórica glorificación espiritual. Desde esta Habana inquieta, le enviamos el cálido mensaje de nuestra inquebrantable devoción.

En nuestra larguísima vida, muy pocas personas hemos conocido y tratado que igualasen a este bien querido Bazán en desinterés personal, en desprendida disposición de servir en cuanto se le solicite en generoso sacrificio por los suyos -en particular por su anciana madre, que adora como a su Dios-, en fidelidad para con sus amigos y compañeros, en devoción a su Escuela, a la que dio toda la savia fecunda de su vida, en lealtad y consecuencia política, siempre al servicio de sus ideales conservadores, a través de todas las vicisitudes y sin la más remota intención de recompensa…Pero la enseñanza y el periodismo fueron siempre la razón de ser de la existencia laboriosa de Ignacio Bazán. ¡Ah, y el baseball, ya que en sus mejores tiempos fue un fanático cronista deportivo, un vasallo fiel del Rey de los Deportes, un cantor de “la cilíndrica majagua”, frase original suya, acuñada por él como Arturo Pacheco creó la de “el pueblecillo de la tierra colorada y la saludable agua de pozo”, aludiendo a su villa niquereña.

Por todo esto, y por mucho más que callamos, limitados por la pequeñez de EL FEDERADO ESCOLAR, nada nos parece más en su punto que la serie de actos con que el magisterio de Manzanillo, en particular el de su amada Escuela de Santa Elena, ha despedido gallardamente al educador Ignacio Bazán Enríquez. Vamos a mencionarlos cálamo currente:

En el Acto Cívico, del primer viernes del actual curso, se le rindió un emotivo homenaje. Reunidos los alumnos de las seis aulas de su Escuela, después de cantar el Himno Nacional, bajo la dirección de la profesora de música, Sra. Pura Roblejo de Andraca; seguidamente de las recitaciones escolares alusivas, la nueva Directora de la Escuela, Dra. Carmela Faxas Valls, pronunció breves palabras presentando a la maestra del plantel Srta. Amalia García Navea, a quien se escogió para el discurso de despedida, función que desempeñó a maravilla, visiblemente emocionada. Supo interpretar los sentimientos de aquellos maestros, de la legión de alumnos que tanto amó siempre el Director saliente, Ignacio Bazán. Por la Asociación de Padres, Vecinos y Maestros habló el Sr. Manuel Rebustillos Figueredo, orador de palabra fácil y bella, devoto de la noble función del Maestro y de la Escuela, uno de los más eficientes colaboradores con que contó Bazán como director. Finalizó éste el lucido acto, con un discurso magnífico, quizás el mejor de su vida -a juicio de algunos entendidos-, no obstante ser Ignacio Bazán uno de los que más han cautivado la oratoria en el terruño nativo.

Por la tarde de ese mismo viernes, y en los lujosos salones del café “El Néctar”, volvieron las compañeras de Ignacio Bazán, a tributarle, de manera pública esta vez, sentidas pruebas de cariño: se le brindó un espléndido y exquisito buffet, con delicados dulces y espumosas copas de sidra. El acto le fue ofrecido por el Dr. Rodolfo Fernández y Hernández-Baquero, Inspector del Distrito Escolar Urbano de Manzanillo, quien dijo verdades muy expresivas y justicieras acerca del homenajeado, contestando éste pleno de emocionada gratitud.

El domingo 18, la directiva de la Asociación de Padres, Vecinos y Maestros se reunió en sesión extraordinaria, a la que fue invitado Ignacio Bazán. Allí se celebró un animado torneo oratorio, hablando, siempre en elogio de Bazán, los señores siguientes: José Manuel Alarcón, Ramiro Tamayo, Waldo Parra, Manuel Bernot (Presidente), Dionisio Sánchez, así como la Directora de la Escuela, Dra. Carmela Faxas Valls, y la maestra Srta. Carmen Palma Bello. Hizo el resumen, para dar las gracias, el Sr. Bazán, que obsequió generosamente a los asistentes a tan estimulador y lucido acto.

Parecerá suficiente, para rendir homenaje a un benemérito de la Escuela, cuanto llevamos dicho; pero no; Ignacio Bazán gozó, en la mañana del domingo 25 del ppdo septiembre, las delicias de un suculento almuerzo, ofrecido en la propia muy amada Escuela de Santa Elena, que dirigió durante más de treinta años. Cuarenta y dos comensales contaron allí los cronistas. Y, a la hora de los brindis, elevaron sus copas y dijeron frases muy sentidas: Ramiro Tamayo, Jorge Palma, José Manuel Alarcón, Manuel Bernot, Augusto García Fonseca, Carmen Palma Bello, Armando Quesada, la Dra. Carmela Faxas Valls y el homenajeado, Ignacio Bazán.

Pero el 12 de octubre se le ofreció otra comida a tan querido compañero, cuyo plato principal -un lechón asado- fue obsequio del directivo de la Asociación de Padres, Vecinos y Maestros Sr. Vicente Labrada. ¡Bien se regalaron el paladar estos entusiastas admiradores de Ignacio Bazán! Y viejo gourmet como éste siempre demostró serlo, lo felicitamos con envidia.

La gratitud de los admiradores de Ignacio Bazán no debe concretarse a estos actos, con ser tan significativos, ni aún con el nombramiento de Presidente de Honor que le ha otorgado la Asociación de Padres, Vecinos y Maestros: ¡hay que entregarle al ex-Director sin aula de la Escuela Pública de Santa Elena, de su amadísima Escuela “Ignacio Agramonte”, un Diploma de Honor, en el que se consignen el cariño y la gratitud de sus dilectos compañeros, del alumnado y de la muy activa Asociación de Padres, Vecinos y Maestros, en representación de toda aquella extensa barriada que tanto debe a la actuación de Ignacio Bazán como genuino educador. Será un acto, el de la entrega de ese título, de pronunciada espiritualidad, sin lechones asados, sin otro manjares, sin bebidas espirituosas; pero ungido, por esto mismo, de ideal belleza, de elevada significación moral, de simbolismo romántico, muy adecuado para homenajear a un Maestro de su talla profesional.

R.G.R

Fuente: Revista El Federado Escolar, septiembre-octubre de 1949, Año VII, Número 79-80.

Fecha de publicación en Enciclopedia Manzanillo: 2011.