Breve artículo donde se sostiene que a pesar de su cosmopolitismo, Julio Girona nunca dejó de soñar y sentir Manzanillo.
Si queremos hablar sobre la extraña vocación universalista que mueve a ciertos hombres, de esa necesidad de penetrar y conocer la materia o el ser con todos los sentidos, de ese constante crear, de la incapacidad para ser indiferente ante el mundo, quién mejor que el más grande pintor nacido en tierra manzanillera. ¿O será mejor decirle hacedor? Nació con la Primera Guerra Mundial, en 1914. Julio Girona Pacheco, su padre, es recordado por su labor en las páginas de la revista que por tanto tiempo prestigió a nuestra ciudad, Orto, y Julito siguió pronto sus pasos, pero no en las letras, sino en el dibujo, influenciado por el Grupo Literario Manzanillo -del que formaba parte su padre- "[…] institución que auspició su primera exposición de caricaturas en las vidrieras de la tienda La Fortuna […]"(1). A los doce años la revista Social publicó varios y por medio de su director, Conrado Massaguer, que le había presentado a su paso por la Perla del Guacanayabo, en el Teatro Manzanillo, conoció a destacadas personalidades de la intelectualidad del país(2). Cursó estudios de escultura con Juan José Sicre en La Habana y publicó caricaturas en la revista Karicato, entre 1930 y 1934, etapa en la que conoció a su futura esposa Ilse Erythropel(3). Hacia 1935 tenemos noticia sobre su participación en la Exposición Nacional de Pintura y Escultura realizada en los salones del Colegio de Arquitectos en el mes de febrero(4), y sobre la autoría de una cabeza en yeso bronceado de Raúl Roa.(5)
En la ciudad del Sena estudió en la Academia Ranson, patrocinada por Arístides Maillol, tomando lecciones de escultura con Charles Alexandre Malfray(6). Se vinculó "[…] al Comité Iberoamericano para la Defensa de la República Española y a su boletín Nuestra España en Nueva York, donde lo reconocieron Huésped de Honor"(7). Regresó a Estados Unidos, tuvo una breve estancia en nuestro país y viajó a México. Allí formó parte del Taller de Gráfica Popular y llegó a trabajar de ayudante de Siqueiros en un mural para un centro obrero. Una vez más, en tierra norteamericana, se casó con Ilse, que en marzo del 44 dio a luz a su primera hija, Annie(8). El alistamiento de Julio en el ejército norteamericano "[…] como el soldado no. 42 035 387 […]"(9) lo llevó a través de Inglaterra, Bélgica y Francia, experiencia de la que salió Seis horas y más, libro por el que, al decir de Julio Sánchez Chang, "[…] desfilan soldados, oficiales, prisioneros, gente liberada de los campos de concentración, simples habitantes de los lugares recorridos, tipos humanos cuyo elemento común es la tragedia […]".(10)
Al terminar la guerra regresó a Nueva York, donde retornó a la Art Student League, bajo las enseñanzas de Morris Cantor; recibió a su segunda hija Ilse, en el 47, y en el 54 expuso por vez primera en la gran urbe. Acto seguido, viajó a Cuba para participar en la exposición Plástica Cubana Contemporánea Homenaje a José Martí, antibienal celebrada el 28 de enero de ese año(11), y realizar una exhibición de sus obras en el Aula de Derecho de la Universidad de La Habana(12). A partir de 1956 contó con un espacio regular de exposición en la Bertha Schaeffer Gallery, en Nueva York, año en que su célebre Fantasmagoría alcanzó el premio de adquisición en el VIII Salón Nacional de Pintura y Escultura desarrollado en el Palacio de Bellas Artes de la capital cubana. En los cuatro años que siguieron realizó exposiciones en Nueva York, Chicago y en algunas ciudades de la República Federal de Alemania, alcanzando un nuevo premio de adquisición, esta vez en la exhibición Work by New Jersey Artist, en el Nemark Museum.(13)
Hacia 1961, en medio de las crecientes contradicciones entre el gobierno norteamericano y Cuba, redactó una carta enviada al periódico Lunes de Revolución bajo el seudónimo Juan Man, que al unirse a tan difícil coyuntura, impidió que fuese autorizado a viajar a la patria hasta 1968. En el transcurso de esos siete años tuvo una intensa actividad, desde las clases de grabado impartidas en la Werkkunstschule de Krefeld (Alemania Occidental), los viajes por Suiza, Austria, Yugoeslavia, Holanda, Bélgica, Francia, España e Italia, hasta otro premio de adquisición en el New Jersey State Museum por uno de los collages de una serie que realizó empleando papeles, cartones, telas, madera y elementos metálicos. En el mismo año falleció su esposa Ilse, hecho que le alejó de los pinceles cerca de tres años; y al levantarse esa suerte de castigo que le impedía visitar Cuba, comenzó a venir de manera anual.(14)
En el período que va desde 1970 hasta 1986 incursionó indistintamente en diversas temáticas y figuraciones, inspirado en la pintura colonial norteamericana, serie que no le satisfizo y destruyó casi enteramente, obras figurativas en tinta; otras en tinta y crayola, de carácter abstracto, que expuso bajo el nombre de Caligrafías en la Casa de la Cultura de Plaza; más obras figurativas en tinta de la serie Testimonios, así como óleos y dibujos abstractos realizados entre 1981 y 1983, año, éste último, en que comenzó a escribir; amén de las series Jardinero del Garabato y Esfinges de la Guerra y sus participaciones en las dos primeras Bienales de La Habana con Conversación telefónica Nos., 1, 2 y 3. En resumen, en su larga carrera como artista de la plástica, sus obras se exhibieron en más de una treintena de exposiciones personales y más de 80 colectivas, que le hicieron ganador del Premio Nacional de Artes Plásticas en 1998.
Sin embargo, para Julio Girona la creación no se redujo al universo de las artes visuales y plásticas. Sus colaboraciones en publicaciones periódicas como La Voz, New Masses, Gotham News, la Gaceta del Caribe, entre otras ya mencionadas, mantuvieron en él una vena literaria que decidió incluir en sus cuadros y que terminó por arrojarlo de lleno a las letras, con tal maestría que Seis horas y más le hizo merecedor del Premio de la Crítica en 1990. Pero su aventura no quedó ahí, se ocupó entonces de redactar sus Memorias sin título, en cuyas páginas asoman figuras históricas de relieve mundial "[…] junto a amigos, familiares, personajes pintorescos del pueblo natal o conocidos en su periplo por el mundo […]"(15), aparecido en 1994; a éste le siguió el poemario La corbata roja, editado en España y la deliciosa compilación de cuentos Café frente al mar, en el 2000.
E imposible olvidar su última visita, su retorno al Manzanillo querido, coincidiendo con su amigo Miguel Barnet durante la Feria Internacional del Libro, cuando ya las piernas que lo remolcaron en bicicleta por Alemania en su juventud debían recostarse en los fríos tubos de su silla de ruedas, y una voz muy conocida pedía eufórica rebautizar la Galería de la ciudad. En estas palabras del propio Girona, en respuesta a las preguntas de la periodista Sahily Tabares para Bohemia encontramos la veneración, el recuerdo a la tierra que, finalmente, en la sede de la UNEAC, se dignó conceder un sitio a su memoria, un deseo que ya en 1998 sabía a despedida:
[…] a lo mejor le ponen mi nombre a la calle donde nací. Pero al llegar supe que se llamaba Perucho Figueredo. Comprendí que no tendré chance. Un compañero me dijo: "A lo mejor podemos llamar Julio Girona a una calle en Blanquizal. Es un barrio lejísimo, donde casi nadie va. Después pensé: tal vez me entierran en la glorieta de un lugar en Manzanillo, donde la banda toca dos veces a la semana. Ya ves, nunca pierdo la esperanza.(16)
Citas y Notas.
1.-Julio Sánchez Chang: "Julio Girona del lienzo al libro", en: Áncora, Año I, Nº 0, Julio-Diciembre, 2002, Manzanillo, Cuba, p. 17.
2.-Orlando Hernández: Cronología, en: Julio Girona. Retrospectiva obras de 1940-1986, Museo Nacional de Bellas Artes, La Habana, Agosto, 1986.
3.-Ibíd.
4.-Pablo de la Torriente: "El vernissage de los artistas", en: Aventuras del soldado desconocido cubano. Crítica artística y literaria. Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2000, p. 144.
5.- _________________: "Trago inicial (Prólogo a Bufa subversiva)", en: Aventuras del soldado desconocido cubano. Crítica artística y literaria. Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2000, p. 137.
6.-Hernández: Op. Cit.
7.-Sahily Tabares: "Julio Girona. Imaginación y lirismo en su pincel", en: Bohemia, 30/1/1998, Año 90, Nº 3, La Habana, Cuba, p. 11.
8.-Hernández: Op. Cit.
9.-Sánchez Chang: Op. Cit., p. 14.
10.-Ibíd.
11.-Hernández: Op. Cit.
12.-Lázara Castellanos: "Centro y Periferia. Breve estudio de las vanguardias cubanas de los años 50 y 60", en: Palabra Nueva, Año VIII, Febrero/2000, La Habana, p. 43.
13.-Hernández: Op. Cit.
14.-Ibíd.
15.-Sánchez Chang: Op. Cit., p. 15.
16.-Tabares: Op. Cit., p. 11.
Fecha de publicación en Enciclopedia Manzanillo: 2007.