Crónica sobre la exposición de pintura de Roberto Reytor titulada: Todos los los gallos del Rey, inaugurada en la Galería Julio Girona de la UNEAC, el viernes 21 de noviembre del año 2008.
Las brisas invernales y alguna que otra llovizna no pudieron impedir que el público manzanillero degustara del acontecimiento cultural que supuso la apertura de la exposición "Todos los gallos del Rey" en la noche del viernes 21 de noviembre.
A la entrada de la Galería "Julio Girona", en la sede del comité municipal de la UNEAC, el historiador Delio G. Orozco González dio la bienvenida a los presentes. Allí rememoró aquellos tiempos en que el creador Roberto Reytor debió, como tantos otros, enfrentar las incomprensiones de los que no estaban listos para su "discurso" artístico y la ardua labor instalacionista desplegada en busca de plasmar su universo mítico y sincrético.
Sorprendido ante el lenguaje pictórico de Reytor, poco conocido, pues hasta ese momento sólo lo había expuesto en una ocasión, Orozco alabó el entusiasmo del artista por el óleo, el lienzo y los pinceles. Señaló además la figura del gallo como una huella perdurable de la cultura de la "Cuba profunda" y dio lectura a las palabras del catálogo, escritas por el poeta y presidente de la UNEAC en el territorio Julio Sánchez Chang, que no pudo asistir a la inauguración de la muestra.
Luego, con breves y sencillas palabras Reytor convidó a los presentes a la improvisada "valla de gallos" en el salón principal. Las espuelas y picos de dos gallos finos en fiera lucha sirvieron de pie forzado a las obras pictóricas caracterizadas por la entronización de "Akukó", que es el nombre yoruba de esta ave, siempre en primeros planos -bien en solitario o agrupadas sobre fondos generalmente neutros y simples-, aunque en una de las piezas surcan, en apretada mezcolanza sobre el albo barco de papel, las aguas del Caribe.
Las obras ofrecen diferentes solucizxones formales basadas bien en el trazo y el empaste de la pincelada o la mancha, el carácter de la representación, o las armonías de colores de una paleta que abarca desde lo cálido a las gamas de mayor frialdad, llegando hasta los complementarios y resaltando aquellos elementos que tipifican al gallo: cresta, carúnculas, pico y cola. En contraposición con la lucha sostenida por los dos gallos finos, las obras no resaltan tal contingencia, sino que evocan el canto madrugador y la figura altanera del "dueño del corral".
Además, la lidia de espolones y picos no fue el único elemento singular ya que los asistentes fueron partícipes de la rifa de una obra no expuesta de esta misma serie. Tras el acto de apertura y el tiempo prudencial para apreciar las piezas, en el patio de la institución se llevó a cabo una velada que contó con la actuación del pianista Jesús Estrada en unión de su esposa Olga González, los que interpretaron, entre otras, la "Habanera al Guacanayabo", compuesta por Elesbaan Diez Varela. Un chispazo de humor a cargo de Lester Escalona a solicitud de Reytor y las décimas dedicadas al artista por Misael Ramos condimentaron la noche en la que también se efectuó la entrega de la pieza al autor de estas líneas, ganador de la rifa.
Los espectadores pudieron y -hasta este fin de año- pueden acercarse y juzgar por sí mismos si Reytor salió airoso o no del difícil reto que supone el gallo a la vista del ilustre precedente de Mariano Rodríguez.
Fecha de publicación en Enciclopedia Manzanillo: 2008.