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La Glorieta que no fue o la otra Glorieta.

Autor(es):
Eduardo Batchelor Ávila.

Acercamiento a la propuesta de Rafael Verdecia para remodelar la plaza principal y colocar en su centro una Glorieta.

1136.jpgCuando el notable arquitecto santiaguero Carlos Segrera Fernández(1) diseñó su "kiosco de la música" en el año 1918, lejos estaba el concejal Rafael Verdecia de presentar al Ayuntamiento su excelente proyecto de modernización para el parque "Carlos Manuel de Céspedes" y, como parte integral de este, la idea de construcción de una glorieta que puso en las manos expertas del ingeniero Manuel Aparicio Suárez(2) y en las del dibujante Meneses para su trazado original.

En 1923 -un año después de la muerte del insigne arquitecto Carlos Segrera Fernández-, Verdecia es elegido Alcalde por sustitución reglamentaria; sin embargo, no aparece en la palestra pública manzanillera como un distinguido hombre de ayuntamiento, convencido de un ideal político o seguidor de la lucha comicial -costumbre en la época-, sino, como un diligente promotor de negocios particulares cuyo fin era el lucro personal. No fue considerado una persona dotada de firmeza política suficiente o conocedor a fondo de los parlamentos al contrario de sus contrincantes, ante todo fue un hombre, que por razones históricas no totalmente convincentes, resultó colocado como alcalde interino en enero de ese año para dirigir los destinos de la municipalidad.

Es muy probable que Verdecia(3) no aspirara a un cargo de tan alta jerarquía, ya que sus objetivos estaban orientados hacia un fin esencialmente económico, mezclado de forma inexplicable con un extraño sentimiento de devoción por su terruño, su cultura y por el desarrollo de la ciudad, que a todas luces intentó desarrollar desde la poltrona municipal.

En enero de 1923 Verdecia ya había elaborado sus ideas principales. Tenía un proyecto importante y había buscado apoyo en Manuel Aparicio Suárez para su concepción técnica, pero es probable que Verdecia desconociera o no tuviera en cuenta los procedimientos legales sobre planos no autorizados a ingenieros agrónomos, lo cual convertiría obviamente al proyecto de Segrera en un adversario de envergadura.

En su programa de reanimación del parque principal -el único con fundamentos técnicos encontrado en Manzanillo en esta época-, verificamos ideas frescas: un parque desaliñado cambia sus viejos bancos de hierro y madera por bancos planos de concreto sin respaldo, la incorporación de nuevos árboles, colocación de nuevas farolas(4) en sustitución las anticuadas y desusadas bombillas eléctricas que pendían de conductores y postes colocados en determinadas áreas del parque -inclusive en nuevos espacios- con el evidente propósito de iluminar áreas oscuras.

1137.jpgAl examinar los detalles técnicos de su proyecto nos impresiona  la unicidad de sus partes; sin embargo, cuando escudriñamos su obra artística, apreciamos la ausencia de los cuatro bustos(5) que  fueron colocados más tarde (mayo de1925) en las esquinas que circundan el parque principal, lo cual nos indica a priori que tal vez Verdecia no había concebido tal idea o que esta había sido propuesta por otra institución o entidad municipal.

Verdecia traduce su programa en una obra artístico y ornamental donde todos los espacios importantes son cubiertos; tiene en cuenta las ya conocidas esfinges griegas y romanas, fuentes de agua y el césped bien atendido, que en su proyecto original le proporcionaría al parque una cautivante vista general. Con todos estos elementos garantizados, el interino propone un amplio programa de rehabilitación y la construcción de una glorieta en el centro del parque, área que en distinto momento "[...] otra corporación menos chicharronera que esta acordó reservar para erigir la estatua del Padre de la Patria [...]".(6)

Tal como se aprecia en el lienzo policromado que Verdecia dejara a sus familiares como recuerdo de su pequeña obra, el modelo de glorieta es técnicamente una estructura orgánica muy modesta, en forma de quiosco ornamental al estilo ecléctico, sin mayores complicaciones arquitectónicas, que ofrece pocos elementos artísticos a la vista del observador ignaro o al espectador conservador. Básicamente la estructura se diseñó de forma tal que se construyera a partir de una planta circular de 6,7 metros de diámetro elevada a una cierta distancia a partir del suelo, compuesta de ocho columnas y cuatro entradas con igual cantidad de escalones, el zócalo rodeado de rosas y una cúpula rematada por una estatuilla vestida con los colores de la bandera nacional, un gorro frigio y el escudo de la República de Cuba a uno de sus  lados, que ratifica la extensión del  pensamiento neoclásico a la época y la influencia del estilo ecléctico imperante en los albores del siglo XX.

Más de una vez se ha dicho que se convocó a un concurso  en el cual se decidiría qué modelo de glorieta sería aceptado por los especialistas para su construcción final; sin embargo, no existen evidencias documentales que ratifiquen tal celebración en el año 1923 o en años anteriores. La mera coincidencia de la presentación del proyecto de Verdecia al asumir el poder,  nos puede conducir a pensar que esto haya sido posible gracias a una hábil estrategia del interino para consolidarse en el mismo por un tiempo, aprovechando la participación del agrimensor manzanillero Aparicio Suárez, responsable directo de la elaboración y perfección de su diseño final

Quizá fuertes razones políticas, legales, de índole estética o de pura semejanza con la obra de Segrera, permitieron a los detractores de Verdecia  minar sus esperanzas y de esta manera evitar que su glorieta  fuera aceptada oficialmente por la Comisión Municipal.

Aunque se observa una similitud aparente entre ambos proyectos arquitectónicos, el de Verdecia no parece haber considerado el recinto interior de la glorieta para la ejecución de piezas musicales, mientras que el de Segrera ya  había sido declarado para  tales fines en el 1918. Además de ello, Verdecia decide incorporar a su proyecto la Campana de La Demajagua dentro del circuito que compone su piso interior y la estatuilla de la libertad sobre su cúpula, en pleno afán de impregnar en su proyecto un evidente sentimiento patriótico estrechamente vinculado con la figura excelsa de Carlos Manuel de Céspedes y su gesta heroica.

En los meses subsiguientes, debido a  presiones políticas, luchas de rivales u otras razones relacionadas con la terminación de los comicios, se procedería a sustituirlo de su cargo el 24 de febrero de 1923 y con ello el fin de su efímero período de mandato en la Alcaldía Municipal. Por desacuerdos políticos, principalmente de oposición a su partido, es muy probable que Manuel Ramírez León  y sus acólitos del partido Popular-Conservador ejercieran alguna presión en su contra en los tiempos en que cualquier actividad enfocada hacia el desarrollo, concebida o practicada por el Alcalde, podría significar puntos que se restaban al contrario.

A pesar del antagonismo existente que puso fin a su efímera carrera política, hay razones para pensar que Verdecia fue un político no consolidado con buena acogida popular por sus gestiones en la Alcaldía Municipal y por ello es posible también  plantearse la hipótesis de que los contribuyentes más pobres deseaban tener un funcionario administrativo que se ocupara de los problemas de la ciudad.

Luego de Verdecia vinieron otros tres alcaldes cuyo fin era ganar las elecciones y sentirse poderosos en el gobierno municipal. El tercero de estos fue Manuel Ramírez León -oficialmente electo en junio de 1923 y cuya regencia municipal se extendió hasta 1927-, deviniendo la figura política más relevante del período y quien se llevó "las palmas" por haber hecho realidad la construcción de la glorieta actual del parque "Carlos Manuel de Céspedes" de la ciudad.

En los próximos años Verdecia siguió fielmente el camino de las actividades lucrativas como privilegiado hombre de negocios(7). Se trasladó a la ciudad de Santiago de Cuba y posteriormente a Las Villas, donde fue reconocido por la calidad de sus dulces y quesos. Muere el 1ro de noviembre de 1957, dejando atrás una pequeña obra inédita que sirvió de inspiración a los continuadores, y especialmente a las comisiones pro-parque en el año 1923.

La esencia del exiguo, pero innovador proyecto de Rafael Verdecia, se sustentaba en una idea de avanzada, en tanto incitaba al cambio con el objeto de legar a la posteridad la suntuosidad de un símbolo: su Glorieta, construcción que hubiese exhibido al lugareño y foráneo de entonces la belleza de lo interno, el sentimiento patrio inmerso en el poder de sus ideas y el deseo de un pueblo en incuestionable progreso que aspiraba a convertirse en paradigma de la sublimidad regional.

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Citas y Notas.

1.-Segrera realizó estudios universatarios en España y luego en Cuba. Fue famoso por sus proyectos Museo Bacardí, Hotel Casa Granda, Palacio de Gobierno y otros.

2.-Aparicio Suárez, director del periódico La Campaña y miembro del Grupo Literario de Manzanillo.

3.-Sustituyó, en enero de 1923, a Amado León Bello, quien venía desempeñándose como alcalde desde 1920.

4.-Es posible que Verdecia conociera de otras importaciones de farolas antes de mayo, mes en que ya se encontraban en el puerto de Manzanillo otras modernas listas para ser instaladas sobre las bases en los lugares previstos.

5.-Se pidió una moción al ayuntamiento en enero de 1923 de retirar las cuatro  fuentes de barro en los jardines y sustituirlas por los bustos de los patriotas Antonio Maceo, José Martí, Rafael María Merchán y Bartolomé Masó.

6.-Se refiere a una propuesta que hiciera otra comisión que abogaba por la colocación de la estatua del Padre de la Patria en el centro del parque en lugar de una glorieta propuesta por el alcalde Manuel Ramírez León.

7.-Verdecia poseía el restaurante "El Verdún", donde mucha gente influyente iba a disfrutar de los platos especiales que ofertaba el establecimiento, ubicado en la calle Maceo # 9, frente al parque Carlos M. de Céspedes.

Bibliografía.

1.-Periódico Eco de la Campaña, 11 de febrero de 1923.

2.-Oriente de Cuba: Guía de Arquitectura. Andalucía, 2002.

3.-Orozco, González, Delio y Julio Sánchez Chang. Manzanillo. La Perla del Guacanayabo. Ediciones Bayamo, 2002.

4.-Sánchez Quesada, Epi. Semblanzas radiofónicas. Editorial El Arte. Manzanillo. 1938.

5.- Periódico Timoteo: 14 de enero de 1923; 11, 18 y 25 de febrero de 1923; 18 de marzo de 1923 y 26 de agosto de 1923.

Fecha de publicación en Enciclopedia Manzanillo: 2007.