Inicio - LUGARES - Monumentos

La Glorieta de Manzanillo. Monumento local y símbolo de la ciudad.

Autor(es):
Eduardo Batchelor Ávila.

Aquellos sitios que por su trascendencia tienen y tendrán siempre un lugar privilegiado en la historia, el recuerdo y el corazón de los manzanilleros.

Cuando te vi, vuestra imagen hizo la mía más perfecta.
En vuestro Patio los leones os miran y guardan el secreto de
vuestra belleza; empero la mía es sublime hasta llegar a las estrellas.

Se rompió el mito de la metáfora o de la copia sobre la mía.
Yo soy Yo, la primera de todas, con tu estilo que se funde con el mío,
Y con la mezcla perfecta del talento del artífice santiaguero,
manzanillero, filipino, y ¿por qué no? ¡ granadino!

 

La Glorieta del parque “Carlos Manuel de Céspedes” surge en el primer cuarto del siglo XX y a este hecho histórico se le atribuyen tres elementos importantes: la concepción original o trazado del proyecto técnico, la idea de construcción de una glorieta en el centro del parque principal y el proyecto de construcción de la obra.

Estrechamente vinculada a los regios ornamentos de su pulcra estructura, rica policromía y belleza monumental se encuentra la figura excelsa de un arquitecto de cuna santiaguera y de estirpe manzanillera llamado Carlos Segrera Fernández.

En su árbol genealógico(1) descubrimos tres Carlos: su bisabuelo, su abuelo(2) y su padre, los cuales tuvieron una reconocida participación en la naciente villa manzanillera. Nació Carlos un 29 de febrero de 1880 en la ciudad de Santiago de Cuba y breve tiempo después fue traído a Manzanillo para ser bautizado en la Iglesia Católica "Purísima Concepción", con el nombre de Carlos José Román del Carmen Segrera Fernández.(3)

En 1895 el joven de apenas 15 años parte para España(4) con el objetivo de ingresar en la Universidad de Barcelona. Se conoce muy poco de su actividad estudiantil en ese país y prácticamente nada de sus estudios de arquitectura. De regreso a Cuba continúa su carrera universitaria y en 1900 se gradúa como Agrimensor Perito Tasador de Tierras en la Universidad de la Habana, más tarde obtiene su título de Ingeniero Civil y en 1906 el de Arquitecto en la mencionada institución.(5)

Hay algunos hechos interesantes que permiten inferir el vínculo estrecho de Carlos con sus dos familias manzanilleras: Segrera de la Rosa (línea de descendencia paterna directa) y Segrera de la Terga (tíos y primos concebidos a partir del matrimonio de su abuelo Carlos Segrera Barriga con Manuela de la Terga Fortich), en los años de 1906-1922. Uno de estos eventos está relacionado con su apego a Manzanillo por filiación estrecha con su padre y con su madre quienes contrajeron matrimonio en esta zona de la provincia oriental y otro, además, vinculado con sus años mozos que marcaron un hito trascendental en su vida de estudiante y de joven apasionado por las artes, la música y el desarrollo cultural manzanillero de principio del siglo XX, razones que permiten intuir razonablemente los fuertes nexos que existieron entre la familia santiaguera y la manzanillera, así como la posibilidad de que en las tertulias familiares surgiera la idea de adornar el entonces naciente parque con una obra ornamental que trascendiera los tiempos.

Ya en 1918 Manzanillo cuenta con un "[...] proyecto para la construcción de un kiosco de la música de esta ciudad [...]"(6), refrendado por el arquitecto Carlos Segrera Fernández, pero seguramente matizado con las huellas indelebles de su amigo y excelente proyectista granadino José Martín del Castillo, al cual algunos investigadores le atribuyen el mérito fundamental de su concepción.

Segrera Fernández fue considerado tal vez el arquitecto más importante de la provincia oriental. Desarrolló una vasta obra arquitectónica en su ciudad natal y esto le dio fama y prestigio en el resto de las ciudades.(7)

En 1919 se encontraba en Bayamo restaurando la Parroquial de San Salvador y Capilla de Nuestra Señora de los Dolores, y en 1921 en la rehabilitación del Ayuntamiento de Las Tunas(8), lo cual confirma la presencia de este arquitecto en la zona y también el hecho de que él y Martín del Castillo estuvieran presentando el proyecto de glorieta en el Ayuntamiento Municipal.(9)

Para algunos investigadores José Martín del Castillo fue más que un simple dibujante de planos; fue ante todo un excelente maestro de los trazos perfectos, un artífice de exquisito gusto artístico, cualidades que desarrolló junto a Segrera Fernández en la mayoría de los proyectos, y que probablemente le otorgaron un mérito especial, aquel que quizá haya llevado a algunos estudiosos a suponer que éste realizaba las funciones de un arquitecto consagrado. Tales argumentos fueron más que suficientes para plantear en algún momento que, de haber aparecido la firma de Martín del Castillo en el proyecto de l918, éste hubiera exigido su parte como legítimo colaborador.

Con el propósito de coadyuvar al esclarecimiento de este asunto cardinal, se invita al lector a examinar una nota de un periódico de la época que plantea lo siguiente:

"[...] es atribución propia de los arquitectos toda clase de edificios públicos y privados, incluso los de carácter artístico-monumental; y corresponden a los maestros de obras las fabricaciones urbanas de menor importancia y de carácter particular, estando reservada a los ingenieros civiles la ejecución y dirección de carreteras, ferrocarriles, puentes, faros, etc. Es lo acostumbrado que los arquitectos y por substitución los maestros de obras, firmen los planos para construcciones urbanas, los agrimensores descartados, pues si firman algún plano es de intrusos [...] según la Ley".(10)

Luego, se infiere, de la anterior promulgación publicada en la prensa local en 1923, que la aparición de la firma de José Martín del Castillo en los planos no le daba derecho oficial a tal condición; incluso la rúbrica solo hubiera resaltado la excelencia de un hombre de su tiempo, como experimentado proyectista y “mano derecha” de Segrera, que sin haber logrado el título de arquitecto fue capaz de acometer una obra perfecta.

Sobre lo anteriormente expresado comenta el arquitecto guantanamero Lecticio Salcines al preguntarle a Segrera: "¿Y estos planos quién los prepara?", "Unos yo y otros la mayor parte, mi discípulo, mi auxiliar, mi insustituible Castillo [...]"(11). Se aprecia aquí con toda conciencia y ética profesional la fina capacidad técnica y artística que poseían estos dos grandes hombres de ciencia, que fueron capaces de legar a nuevas generaciones de arquitectos y proyectistas una obra magistral.

Consecuentemente, darle el mérito especial a Segrera y solo a Segrera de la magnífica realización del proyecto ejecutado por alarifes manzanilleros y extranjeros, contribuye exclusivamente a exacerbar los ánimos de aquellos que opinan que Martín del Castillo mereció "las palmas". Es hora, sin embargo, de que se establezca un criterio distinto que acepte la participación compartida y creativa de ambas partes.

Por otro lado, el proyecto de Segrera-Martín del Castillo debió de haberse presentado en un certamen en los primeros meses del año 1923, justo cuando el Ayuntamiento estaba prestando mayor atención a un proyecto pro-parque que el interino Rafael Verdecia(12) comenzó a desarrollar.

En efecto, Verdecia tenía también un proyecto de glorieta que él aspiraba a insertar dentro del plan general de reanimación del parque en ese mismo año. Ya que el interino dependió de un agrimensor(13) para su trazado y ejecución técnica, es muy probable que esta fuera la razón fundamental por la cual dicho proyecto no fue aprobado por el Ayuntamiento.(14)

El año 1923 fue muy convulso, impregnado de luchas comiciales y pretensiones políticas por el poder local en Manzanillo. El doctor Amado León, alcalde del período 1919-1923, no pudo entregar su cargo oficialmente por presentar serios problemas de enfermedad, lo cual dio lugar a que Verdecia, concejal del Partido Conservador, ocupara la "poltrona" municipal.

Verdecia hizo lo que pudo e inclusive influyó notablemente como político e importante comerciante local para que su glorieta se construyera en el centro del parque principal, pero tuvo que entregar el poder a Rodrigo Merconchini, Secretario de la Administración, y luego éste a Epifanio Sánchez Quesada (Epi), quien finalmente fue superado por Manuel Ramírez León(15) en los comicios de junio de 1923, después de un período lleno de contradicciones y ambiciones de los partidos locales.

La idea original de construir una glorieta en el centro del parque "Carlos Manuel de Céspedes" ha sido motivo de polémica para algunos investigadores locales. Unos proponen como precursor de esta iniciativa al interino Verdecia(16), otros, al acaudalado y colono Ramírez León, hombre que hábilmente utilizó los dividendos que le daba la toma de posesión a favor de la construcción de una obra imperecedera.

Para mayo de 1923, los correligionarios de Ramírez le tendrían preparado una cena especial que se ofrecería en su honor en el entonces lujoso, para la época, Hotel Casa Blanca(17). A cargo de estos preparativos se encontraba el excelentísimo hombre de letras manzanillero, Epifanio Sánchez Quesada, quien fungía a su vez como alcalde provisional. Inmediatamente los partidarios de Ramírez iniciaron una colecta popular: "[...] Ramírez declinó la propuesta y propuso que los fondos recolectados se convirtieran en una calle o se construyera una glorieta"(18). La comisión presidida por Epifanio Sánchez Quesada aceptó esta última indicación, "[...] para que a más de un adorno en el parque; quedase como un recuerdo para lo porvenir del deseo que tuvo la ciudad de rendir tributo de afecto a su Alcalde".(19)

Sin embargo, no todas las opiniones estuvieron a favor de la primera autoridad. Su hermano y Presidente del Liceo, Dr. José Ramírez León, se ganaría también las palmas compartidas: "El Dr. Ramírez León tiene un fino instinto escrutador. Se expande en un incontenible amor por la ciudad a la que le place dedicar sus mejores afanes y, en testimonio fehaciente, el Parque de Céspedes, luce su gallardía arquitectónica, una glorieta morisca, fruto de sus entusiastas acometidas [...]".(20)

Y confirma Tirado: "[...] y fue construida por iniciativa de la antigua sociedad "El Liceo", de abolengo, genuinamente cubano, siendo su presidente el Dr. José V. Ramírez León, hombre muy entusiasta en esta clase de empeños locales [...]".(21)

No hay duda que desde un inicio las gestiones realizadas por los Ramírez León en el ámbito político-social sentaron un precedente de indiscutible valor para el desarrollo citadino, todo lo cual constituyó a su vez un triunfo para los potentados de la familia León, en un momento en que el mejor concejal estaba venciendo por partida doble a sus contrincantes. Asimismo, una obra de esta naturaleza en el centro del parque constituyó también una muestra del interés y del quehacer de los intelectuales manzanilleros que de forma anónima aportaron su granito de arena en pos del desarrollo arquitectónico y cultural de la ciudad.

Para la construcción de la glorieta se tuvo que recurrir a la utilización de importantes fondos, los cuales, contradictoriamente, llegaron a ser insuficientes. Se justifica este planteamiento cuando se lee: "[…] serán algunos concejales y no el Tesorero los que tendrán que explicar el paradero o empleo dado al dinero quitado a varios empleados indebidamente, con el pretexto de dedicarlo a obras públicas y ahora como cosa propia, se quiere destinar a subvenciones y empleos extraoficiales, en beneficio tal vez de conveniencias políticas."(22)

También hay razones para pensar que la puesta en marcha del proyecto de la glorieta requirió de un importante apoyo económico que recayó fundamentalmente en intelectuales, personas conscientes, en instituciones de poder y en menor cuantía en la Alcaldía Municipal que contaba con un presupuesto municipal prácticamente inexistente.

Referido al traspaso de poder de Verdecia a Merconchini, la prensa manzanillera de la época expresó lo siguiente: "[…] y después de las 12 de la noche se esfumarán un puñado de pesos que pagan y repagan los pobres contribuyentes […] y nos encontramos que la plata del Municipio no alcanza para (poner) un bombillo en la esquina de Otero Pimentel y Manglar."(23)

Por supuesto, es lógico pensar que los problemas asociados a los fondos fueron óbice para dar inicio a las obras y probablemente dar cumplimiento al desarrollo cualitativo de las mismas. Esto motivó que se tuviera que apelar al pueblo e instituciones con solvencia económica para emprender o continuar la obra iniciada en octubre de 1923: "Contribuya y no critique [...]" (24), rezaban los cartelitos colocados cerca de la obra durante su ejecución. Evidentemente este sólo fue uno de los medios de impulso para avivar el "presupuesto municipal" destinado para esta obra; la promoción de compra de entradas al circo "Santos y Artigas"(25), acción que tuvo que emprenderse para lograr una terminación "incompleta" de la glorieta en junio de 1924, constituyó también una forma más de paliar las dificultades presentadas.(26)

Por otro lado, se recogen evidencias concretas que vinculan a los círculos económicos de la ciudad con la circulación de fondos procedentes de la Sociedad "El Liceo" y "La Colonia Española", las cuales se destacaron "[...] en la construcción para la realización de obras de beneficencia y ornato público [...]"(27). Asimismo, según plantea Naranjo(28), la Colonia Española, que agrupaba a comerciantes, hacendados e industriales con suficiente poder económico, sufragó las conchas vitrificadas de la cúpula así como otros materiales para su ejecución.

Cuatro meses después de la toma de posesión de Ramírez como Alcalde Municipal, se comenzaron las primeras labores constructivas: "La glorieta del parque que a costa de la generosidad de un pueblo agradecido a su alcalde, perpetuará la memoria de Manuel Ramírez León, viene saliendo como los arbustos prematuros. Los trabajos comenzaron por la base, dado su angostura, se dice que Aquilino, maestro Feliz y otras partes [...] quedarán fuera del cajón por lo estrecho del arábigo aparato".(29)

En los trabajos in situ participaron: un ingeniero civil, maestros de obras, un plantillero, carpinteros, pintores, electricistas y otros obreros-ayudantes, en apoyo de la majestuosa obra arquitectónica(30). A continuación se consignan algunos de los constructores y personal técnico que participaron en la misma:

1.-Augusto Reig Valerino, ingeniero civil.
2.-Rafael Orchells Ruíz, maestro de obras.(31)
3.-Manuel Alemán, maestro carpintero y plantillero.
4.-Joaquín Navarro (Valenciano), maestro pintor.
5.-Manuel Torres (Manuelico), ayudante de pintor.
6.-Raimundo Roca, a cargo de la escultura decorativa. (Realizó todas las molduras de la Glorieta)
7.-Rafael García ¿?, a cargo de la electricidad.
8.-Pedro Oduardo, albañil.
9.-César Vilar Aguilera, albañil.
10.-Joaquín Ormachea, albañil.
11.-Enrique Pla,(de profesión desconocida)
12.-Francisco Tamayo, (de profesión desconocida)
13.-Tomás Sánchez, (de profesión desconocida)
14.-Guillermo Estrada, (de profesión desconocida)
15.-Juan Rivero, ayudante.
16.-Francisco Atencio, ayudante
17.-Chencho Martínez, ayudante.
18.-Pedro Alarcón, carpintero.
19.-Ignacio Estrada, albañil.

Se calcula que se emplearon nueve meses en la terminación festinada de la edificación, pero con los datos disponibles hasta la fecha no se ha podido cuantificar el costo total de la misma. Es probable, asimismo, que independientemente de que "[...] el Alcalde no tenía necesidad de lucrar en el cargo [...]"(32), el pueblo de Manzanillo no estaba informado del valor de las obras que se emprendían y por lo tanto no tenía la seguridad de que los fondos en miles de pesos fueran empleados debidamente.

Por otro lado, para algunos críticos y personal especializado en materia de arquitectura local ha constituido una interrogante el hecho de que la Glorieta de Manzanillo fuera diseñada a imagen y semejanza de una estructura que se halla en el Patio de los Leones en la fortaleza de la Alhambra, situada en Granada, España.

Verdaderamente, lo que apreciamos con impar belleza en el Patio son dos kioscos o salientes(33) -también considerados glorietas-(34), los cuales, adosados convenientemente a las galerías del mismo, nos brindan, con sus arcos lobulados y polilobulados y ambiente nazarí general, una arquitectura morisca que de manera muy peculiar se arraigó en el Oriente cubano, especialmente en Santiago de Cuba y Manzanillo, y la cual debemos en buena medida al artífice de las líneas perfectas, el proyectista granadino José Martín del Castillo.

Por otro lado, la inexistencia de un cenador autónomo en el Patio, con las característica de la autóctona manzanillera, es per se una prueba más que convincente de que los creadores de nuestra glorieta no partieron de un modelo "original" ni de planos enviados desde España, como se ha planteado en más de una ocasión. Sin duda alguna, del arte y ambiente nazarí reinantes en la Alhambra en los siglos XIII-XIV extrapoló su belleza y características idiosincrásicas, es decir, sus rasgos característicos, su policromía, sus arcos, sus columnas y su cúpula(35), que son para nuestra glorieta los componentes significativos esenciales de la cultura hispano-árabe.

Otra interrogante que plantea un problema a acuciosos investigadores en esta temática, está relacionada con la presencia física y dirección técnica de la construcción de la Glorieta por el arquitecto Segrera Fernández durante la ejecución de la obra en el parque principal de Manzanillo en el año 1923. Al evaluar los hechos con razonamiento lógico, el autor se apoya en las evidencias documentales y circunstancias históricas siguientes: el 12 de agosto de 1922(36) se produce el fallecimiento de Segrera en Santiago de Cuba; luego en agosto de 1923, "[...] la Comisión Pro-Parque a Manuel Ramírez León solicitó y obtuvo permiso para construir en el centro del parque una glorieta con el nombre de la primera autoridad[...]"(37), y finalmente en octubre de este mismo año, y a petición del Ayuntamiento Municipal, se inician oficialmente las obras constructivas(38). Luego, la afirmación basada en testimonios orales de tiempos pretéritos, que asegura que Segrera realmente se personó en las obras del parque y dirigió las mismas, constituye por fuerza una antítesis de las aseveraciones antes planteadas y, asimismo, un anacronismo histórico, perfectamente resuelto por métodos científico-históricos aplicados.

Hasta ahora, la tradición oral ha conducido a algunas personas por caminos equivocados y como consecuencia, a tratar de acentuar la presencia física de Segrera en el parque durante la erección de la glorieta, error que tal vez pueda ser subsanado si se tiene en cuenta que su entrañable amigo José Martín del Castillo, quien aún vivía en el término de inicio y fin de las obras, muy bien pudo haber viajado a Manzanillo a verificar el desarrollo de las mismas, quizá en plena demostración de profunda amistad a su fallecido amigo. ¿Quién más pudo haber sido reconocido como arquitecto in situ?

Por las razones expuestas anteriormente, es legítimo plantear que la dependencia casi absoluta de la tradición oral durante más de ochenta años, para resolver esta disquisición histórica, ha contribuido a deformar en más de una ocasión la verdad histórica.

Por otro lado, ¿tenían todos los ciudadanos de este pueblo plena conciencia de la construcción de una glorieta en el centro del parque? La prensa manzanillera de la época se encarga de comentar al respecto: "Se supone que ésta (la glorieta) sea construida sobre una rastra de cuatro ruedas para que en un momento dado, trasladarla a Vallespín (parque), justo con los higuillos de Ciriaco, habida cuenta, de que el lugar pedido para la glorieta, es el mismo, que otra corporación menos chicharronera(39) que ésta, acordó reservar para erigir la estatua del Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes(40)." Huelgan los comentarios.

Por otra parte, habría que preguntarse hasta qué punto la influencia de la Colonia China local tuvo que ver con los propósitos del Ayuntamiento, en un momento en que el rumbo del proyecto pudo haber estado en manos de los más poderosos: "[...] la opinión pública no cesa de comentar la estropeada que le van a dar al hermoso proyecto del Arquitecto Segrera, que concibió una obra completamente acabada de estilo árabe y ahora dicen se descolgarán con un techo chinesco de terracota colorada, convirtiendo lo que debería ser una obra de arte ajustada al proyecto, en un kiosco vendedor de bollos de los que abundan en Pequín(41)." Se constata en el documento mostrado que aún no se había colocado el casquete morisco contenido en los planos originales. ¿Hubiera querido la Colonia China manzanillera dejar sus vestigios en el parque principal?

No existen claras evidencias que prueben tales propósitos, pero si se tiene en cuenta la foto tomada antes de la terminación "inconclusa" de la glorieta en 1924, se podrá arribar a una conclusión más que convincente: junto a una buena parte de los inmigrantes chinos retratados frente a la edificación, estuvieron presentes, en primera plana, los dirigentes del Ayuntamiento(42), tal vez en plena justificación de contar con patrocinadores competentes que pudieran muy bien apoyar la terminación de la obra para el inicio de los carnavales de San Juan.

Según se ha expresado en alguna parte de este breve examen histórico sobre la Glorieta de Manzanillo, el Ayuntamiento acordó su construcción apoyándose en el proyecto de Segrera-Martín del Castillo, en el cual se exponía claramente que éste cumpliría un sentido estrictamente funcional, es decir, serviría como "kiosco de la música" o sistema acústico que a través de su recinto interior reflejaría las palpitantes y contagiosas notas de la Banda Municipal de Conciertos que tocaba sus retretas los jueves, domingos y días feriados.

Cuando se hace referencia al tema de la Glorieta de Manzanillo es ineludible mencionar sus raíces arquitectónicas. El siglo XX preconiza el advenimiento del eclecticismo en Manzanillo, que con sus originales códigos y lenguajes estructurales comparte con todo el Oriente cubano. Para la historia había quedado atrás todo el conjunto patrimonial heredado de la arquitectura colonial. Son, por ende, los códigos eclécticos que con mayor notoriedad se imponen en los modelos edificatorios en este siglo, los que abordan de manera significativa la profusión de los adornos en fachadas, columnas, arcadas, pilares y en otros elementos arquitectónicos. Son estos códigos que, respetando la observancia de la sobriedad de otros modelos existentes, llegaron a estimular la utilización de la policromía y estilos Orientales que lograron impregnarse fuertemente en el medio local con su pujanza característica.

En Manzanillo, las viviendas y edificios más representativos del eclecticismo antes de la aparición de la Glorieta en el período de 1900-1924, son los siguientes, en orden cronológico:

1913: The National City Bank of New York, ubicada en Dr. Codina, esquina Merchán.
1913: Banco de Crédito y Comercio (The Royal Bank of Canada), ubicado en Merchán, esq.Saco.
1913-1921: Edificación doméstica de dos niveles (perteneció a la familia Sadurny), ubicada en calle Martí No. 327 E/. Quintín Banderas y Loynaz. (Hoy Sede de la UNAICC)
1916: Edificio Quirch, ubicado en Merchán entre Maceo y Masó. (Frente al parque "Carlos Manuel de Céspedes")
1918: Vivienda en José Miguel Gómez (actual Palacio de los Pioneros y antiguo Palacio Borys)
1918: Fachada de la Iglesia Católica.
1920: Edificio de dos niveles (Tienda restaurante y vivienda), ubicada en Merchán E/. Masó y Maceo.
1921: Logia Manzanillo, ubicada en Sol No. 14 E/. Maceo y Masó.
1923-1924: La Glorieta del parque "Carlos Manuel de Céspedes".

Es conveniente resaltar que siete años antes de la aparición de la Glorieta ya se exhibía excelente arte morisco en la fachada profusamente decorada del edificio Quirch, mencionado anteriormente, lo cual corrobora la influencia de este estilo sobre la glorieta durante su construcción en el año 1923.

Además, aparecen sobre los techos de algunas edificaciones en el primer cuarto de este siglo pequeños miradores con distintos propósitos. El que se encuentra sobre la edificación ubicada en la calle Martí entre Quintín Banderas y Loynaz, construido en 1913, presenta una forma semicircular sobre cuyo barandaje se apoyan columnas con una marcada influencia hispano-árabe. Esta evidencia, sumada a los elementos de adorno del arte nazarí expresados en la belleza de la fachada de los edificios Sadurny (1913) y Quirch (1916), puede conducir a expertos locales a replantear que el trabajo artístico desplegado sobre la Glorieta en 1923 no fue exclusivo del desarrollo arquitectónico alcanzado por los artífices locales, sino que ya presentaba una base técnico-conceptual que estaba condicionada a la experiencia acumulada por Segrera-Martín del Castillo en la provincia oriental. Luego, estos antecedentes vinculados al desarrollo de la arquitectura ecléctica en el primer cuarto del siglo XX, así como la aparición e influencia del arte morisco-mudéjar en algunas edificaciones de esta ciudad, sugieren una interpretación más exacta de la concepción artística desarrollada durante la ejecución de la obra final.

En su concepción general, la Glorieta se compone de una planta hexagonal que se erige a más de un metro del suelo, con un zócalo exterior enchapado con lozas cerámicas vidriadas y dibujos entrelazados, aparentemente complicados, dotados de bellísimas trazas, todo policromado con genial simplicidad.

Sobresalen en la edificación 18 arcos de medio punto, peraltados y polilobulados, los cuales están soportados, a su vez, por 24 enjutas columnas pareadas que descansan sobre pequeñas basas con fustes delgados y anillados. Asimismo, como ornamento significativo se pueden apreciar, sobre los elementos cúbicos, las iniciales de Manuel Ramírez León (M.R.L.), alcalde al cual se le atribuyó la iniciativa de construcción de la glorieta en el centro del parque principal.

Sobre un cornisamento de tipo árabe descansa una fastuosa cúpula semicircular, imitada en lo esencial del modelo que existió en el lado Este del Patio de los Leones. El casquete está revestido de escamas de color blanco y siena, dispuestas de mayor a menor dando la impresión óptica de una helicoide.

Dos escaleras enchapadas en mármol conducen, a través de sus seis peldaños a pequeñas puertas de hierro que permiten el acceso al recinto interior, donde una vez se colocó la Banda Municipal de Conciertos, para amenizar a la población con sus funciones populares.

El interior está circunvalado por otras rejas que separan, como las anteriores, las delgadas columnas ornamentales y desde este excelente “mirador” se puede recrear prácticamente nuestra vista en toda su extensión.

Debido a las necesarias rehabilitaciones y restauraciones que ha sufrido en distintos períodos, se ha tenido que variar el color original de los ornamentos y hoy en día la Glorieta exhibe una policromía diferente a la del proyecto realizado en los años 1923-1924.

Adornan esta espléndida y monumental edificación en su parte exterior dos canteros, cada uno por ambos lados del hexágono, los cuales tienen la función de delimitar el resto del área del parque.

Entre los elementos más relevantes concebidos para esta edificación se encuentran:

Estructura: Planta hexagonal elevada a más de un metro de altura.

Columnas: Delgadas, pareadas, ornamentales. No reciben carga.

Cúpula: Semiesférica, de base hexagonal, con escamas vidriadas en forma helicoidal.

Estilo: Ecléctico, con marcada influencia del arte nazarí.

Escritura: Imitación a arabescos. Aparecen las iniciales M.R.L. sobre los elementos cúbicos. No existe interpretación basada en elementos cúficos ni derivación de textos bíblicos del Corán.

Materiales: Mármol (escalones, ribetes del piso y pasamanos); estructura de hormigón, elementos ornamentales que están constituidos de cemento y arena.

Zócalo: Exterior enchapado en lozas cerámicas vidriadas, con dibujos entrelazados.

Arcos: De medio punto, peraltados y polilobulados.

Colores: Policromía en la ornamentación. Blanco y siena(43) en la cúpula; en las escaleras utilización del blanco con vetas en gris, mármol de Carrara.

A continuación se relacionan las siguientes rehabilitaciones y reconstrucciones desde 1982 hasta la fecha:(44)

  • 1982: Restauración por la Empresa de Construcción. Se sustituyen todas las columnas. Se utilizan moldes originales de columnas y capiteles.
  • 1984: Se remoza la Glorieta para el IV Festival del Son “Ignacio Piñeiro” en Granma. Se ejecutan nuevas columnas ornamentales.
  • 1988-89: Se sustituye el almenado y se da solución a los problemas en el drenaje de los canales que contribuían a la destrucción de la cúpula y demás ornamentos superiores. Asimismo, se constató un daño significativo a la estructura debido a que se utilizó, en el proyecto de 1923, arena con alto grado de salinidad. La contaminación de la arena produjo oxidación de los elementos y de la estructura ornamental.
  • 1998-1999: Sustitución de los paneles de algunos arcos lobulados y polilobulados. Las columnas tuvieron que ser reparadas debido a que sufrieron daños por filtraciones sistemáticas.

A la endeble integralidad de la edificación se suman todos los problemas presentados hasta ahora, los cuales han ocasionado deterioro importante a la estructura principal y al resto de sus partes durante años, en parte quizá al uso de materiales deleznables o a la pobre calidad de los mismos. De todo lo anterior se infiere que, a pesar de la buena voluntad que tuvieron los constructores, hay ciertas manifestaciones externas que conducen a pensar que el ingeniero civil Reig Valerino y el maestro de obras Rafael Orchells Ruíz, máximos responsables de la obra, pudieron haber ignorado algunas especificaciones contenidas en el plano principal (como la cúpula interior que fue omitida), y que como consecuencia de ello, en nuestros días, no se pueda utilizar el recinto interior de la Glorieta para realizar las funciones culturales y tradicionales de la Banda Municipal de Conciertos que tanto sonido y colorido le aportó al parque principal.

La Glorieta del parque "Carlos Manuel de Céspedes" de Manzanillo se inauguró oficialmente el 24 de junio de 1924, coincidiendo con el inicio de las fiestas carnavalescas de San Juan, actividades festivas patrocinadas por el comercio y los españoles acaudalados(45). El día de su inauguración, el señor Braulio Cañete -figura distinguida del Grupo Literario de esta ciudad-, fue invitado a pronunciar un discurso sobre la soberbia obra artística de Segrera-Martín del Castillo. En su alocución el señor Cañete puntualizó que la iniciativa le correspondía solo a los periodistas de "La Tribuna" y "La Defensa", pero finalmente ganó el mérito político indiscutible el alcalde Manuel Ramírez León con su influencia mediática: "[...] no es justo que se quiera engalanar a nadie con las palmas, corresponden únicamente al popular Alcalde manzanillero [...]"(46)

Sin embargo, cabe preguntarse: ¿Y qué rol desempeñó en esta historia su hermano, el doctor José V. Ramírez León, quien tanto hizo por hacer realidad la construcción de la glorieta? Retomar este asunto revierte importancia histórica, pues ayuda a dilucidar un asunto esencial no bien esclarecido en investigaciones anteriores y que se subsume en la siguiente cita: "[...] Hijo predilecto de Manzanillo que […] a sus iniciativas valiosas se debe que tengamos la mejor glorieta de Cuba, en el Parque de Céspedes…]"(47)

Por consiguiente, es la opinión del autor que el mérito no fue exclusivo del alcalde Manuel Ramírez León, quien en medio del fervor de las sufragios se pronunció a favor de construir "una calle o una glorieta"; habría también que tener muy en cuenta las diligentes gestiones que el Presidente del Liceo -hombre muy respetado en Manzanillo- hizo para que esta obra se llevara a cabo en el año 1923, o de aquellas relevantes personalidades de las letras y de la cultura manzanilleras que quedaron en el anonimato.

Por otro lado, tampoco debe pasarse por alto la preocupación de otras personas, tal vez del pueblo ignaro o de comunidades más patrióticas, de manifestarse positivamente por la edificación de un monumento en honor al Padre de la Patria.

El 24 de febrero de 1927 terminó su mandato el señor Manuel Ramírez León y asumió el poder de la alcadía el concejal Rafael Sariol Puebla. Ese día los panegiristas y amigos selectos del alcalde saliente, colocaron una lámina de bronce sobre el zócalo oeste de la edificación en homenaje y simpatía de la primera autoridad, así como por el buen trabajo realizado en beneficio del desarrollo citadino y del pueblo manzanillero. Por supuesto, hubo personas que se opusieron a la colocación de la tarja, pero aun así "[...] se nombraron dos comisiones: una Artística para la confección de la lámina y otra de Hacienda para entenderse con los gastos que se ocasionen".(48)

El señor alcalde Rafael Sariol Puebla y el Presidente del Centro de Veteranos, Manuel Alemán -también constructor de la Glorieta y veterano de la Guerra de Independencia-, develaron la tarja según se acordó en reunión por el Ayuntamiento de la ciudad. En este acto significativo pronunció un amplio discurso el doctor Eladio Ramírez León, otro de los hermanos del alcalde saliente, quien destacó aspectos relevantes de su mandato y de la obra imperecedera que él fue capaz de hacer realidad.

El 12 de agosto del año 1933 se produjo la caída de Gerardo Machado, a la sazón Presidente de Cuba, debido a la presión popular en todo el país y, como consecuencia, se realizaron actos callejeros y manifestacines multitudinarias en Manzanillo, que propiciaron la destrucción de varios talleres gráficos y con ellos gran parte del arsenal histórico de la ciudad(49). Por consiguiente, se despojó a la Glorieta de la tarja en pleno acto de conciencia política del pueblo en contra de los partidos dominantes. Luego, la lámina fue lanzada al mar al final de lo que un día fue el muelle "Muñiz", donde yace "en paz" durante más de 82 años.

Entre otras funciones la Glorieta ha servido como:

-Centro de diversas actividades culturales y políticas.

-Escenario de declamadores, poetas y músicos.

-Lugar donde se colocó y exhibió la Campana de la Demajagua.

La Glorieta de Manzanillo constituye un símbolo para el pueblo de Manzanillo, pero no para el país; sin embargo, ya muchos son los admiradores y estetas que se acercan y se sorprenden ante su simplicidad, belleza y policromía sin igual. Fue declarada Monumento Local en 1991 por la Dirección Nacional de Patrimonio y, a pesar de los esfuerzos ingentes de Wilfredo Naranjo en los años en que desempeñaba como Historiador de la Ciudad, esta gran joya de la arquitectura ecléctica del primer cuarto del siglo XX, aún no ha recibido el supremo título de Monumento Nacional.

Breve cronología de hechos históricos y políticos vinculados con la Glorieta de Manzanillo:

1880 (29/2): Nace Carlos Segrera Fernández, en la ciudad de Santiago de Cuba.

1900-1906: Se gradúa Segrera de agrónomo, ingeniero civil y arquitecto.

1918 (31/5): Se trazan los planos de la Glorieta de Manzanillo.

1922 (12/8): Muere Carlos Segrera en su ciudad natal, Santiago de Cuba.

1923 (enero): Ocupa el cargo de interino el señor Rafael Verdecia. Se comienzan las obras pro-parque.

1923 (febrero): Entrega Verdecia el cargo de Alcalde a Rodrigo León Merconchini. Se continúan las labores en el parque.

1923 (mayo): Sustituye Epifanio Sánchez Quesada a León Merconchini. Continúan las labores en el parque. Se propone un banquete al futuro alcalde Manuel Ramírez León.

1923 (junio): Gana la batalla comicial Manuel Ramírez León. Es nombrado Alcalde Municipal.

1923 (agosto): El Ayuntamiento aprueba la construcción de la Glorieta.

1923 (octubre): Se comienza su construcción.

1924 (24/junio): Se inaugura la Glorieta del parque "Carlos Manuel de Céspedes".

1926 (diciembre): Se propone la confección de la tarja.

1927 (24/febrero): Termina su mandato Manuel Ramírez. Se coloca la tarja sobre el lado Oeste de la Glorieta.

1933: Cae Machado.

1933 (13/agosto): La tarja es desprendida de la Glorieta y lanzada al mar.


Citas y Notas:

1. Batchelor, Eduardo. Segrera: una familia de pura cepa. Inédito.

2. El hombre que donó y colocó en el parque principal la desaparecida Fuente de Neptuno. Ver Batchelor, Eduardo. Segrera: una familia de pura cepa. Inédito.

3. Tomado de los archivos personales de la familia Segrera en Manzanillo en poder del doctor Ismael García Segrera y Archivo de la Iglesia Católica “Purísima Concepción”, Libro 14, Folio 545, No. 1243, 9 de junio de 1880.

4. Trenzado S, Manuela L. “Despejando la incógnita”. En: La Demajuagua, Órgano Informativo de la Asociación de Manzanillo en el Exilio, Miami, 5 de octubre de 1993.

5. ANC. Fondo Instrucción Pública, Legajo 976, Expediente 61282.

6. Copia del original, en película de 35 mm, propiedad de la arquitecta Acacia Sam Cueto, firmado el 31 de mayo de 1918.

7. Oriente de Cuba, Guía de Arquitectura. Consejería de Obras Públicas y Transportes. Andalucía, 2002

8. Oriente de Cuba, Guía de Arquitectura. Consejería de Obras Públicas y Transportes. Andalucía, 2002.

9. Como eran íntimos amigos es muy probable que Martín del Castillo lo acompañara en la dirección técnicas de las obras.

10. Timoteo, 5 de enero de 1924. p. 4 octubre de 1924.

11. Humberto Matos. José Martín del Castillo: el desconocido proyectista de la Glorieta de Manzanillo. Inédito. S/F.

12. Rafael Verdecia fue colocado como Alcalde Municipal por sustitución reglamentaria en enero de 1923. Timoteo, 14 de enero de 1923, No. 36.

13. Manuel Aparicio Suárez, reconocido cronista y miembro del Grupo Literario de Manzanillo. Véase en la Mapoteca del Archivo Histórico de Manzanillo el proyecto presentado por Rafael Verdecia.

14. Eduardo Batchelor. Rafael Verdecia y la glorieta que no fue. Inédito.

15. Se eligieron 21 alcaldes de la provincia Oriente. Los conservadores entregaron gobernación municipal (con Amado León), eligiéndose por apretada mayoría al candidato del Partido Popular Manuel Ramírez León, apoyado por el Partido Conservador Nacional. Ver Mario Riera. 52 años de política en Oriente. 1900-1952. S/C. Editora, 1953, pp. 221 y 227.

16. AHM. Folleto G-1: “La Glorieta de Manzanillo. Obsequio Casa de la Cultura. Manzanillo”. Impreso en el taller E.M.P Manzanillo, versión literaria: Enrique Véliz. [1981]

17. Timoteo, 24 de mayo de 1923, p.1 y 27 de mayo de 1923.

18. AHM. Colección: Archivo Vertical, Serie: Manzanillo, Título: “Sobre la Glorieta”, Legajo: G-1, Expediente 1, Materia: Mzllo/Glorieta, Folios 4.

19. Idem.

20. Eco de Manzanillo. 1951

21. AHM. Modesto Tirado. Efemérides de Manzanillo. Inédito, Tomo III.

22. Timoteo, 24 de octubre de 1923, No. 1100.

23. Timoteo, 11 de febrero de 1923.

24. Timoteo, 26 de agosto de 1923.

25. Timoteo, 27 de enero de 1924. p. 1

26. Idem.

27. Timoteo, 17 de mayo de 1924, No. 152.

28. Wilfredo Naranjo Gautier, destacado profesor de Inglés e Historiador de Manzanillo en los años 1980-1994 (N del A). AHM. Naranjo Gauthier, Wilfredo. Estampas del Terruño. Inédito

29. Timoteo, 21 de octubre de 1923.

30. Lista tomada de Oficina de Monumentos y Centro Histórico de Manzanillo y manuscrito en poder de Delio Orozco González.

31. También contratista y director técnico de la construcción de la Glorieta. Timoteo, 23 de agosto de 1923 y Timoteo, 29 de mayo de 1924.

32. Timoteo, 25 de octubre y 31 de mayo de 1923.

33. Domínguez Ortiz, Antonio; Pita Andrade, José Manuel; Fradejar Lebrero, José: Granada. Misiones Culturales. Ministerio de Cultura. Subsecretaría. Subdirección General de Animación Cultural. España. 1980.

34. García Gómez, Emilio y Bermúdez Pareja, Jesús: La Alambra: La Casa Real. Albaicín/Sadea Editores. S/A.

35. El Patio tiene dos salientes, el del Este tuvo muchos años un casquete de cerámica vidriada, producto del bizantinismo con lo que se asociaba a lo árabe en la época romántica y que luego fue suprimida en 1934, librando además a su tejado de un peso adicional, para lo cual dicha estructura no estaba concebida.

36. Guía de Arquitectura de Oriente. Ob. Cit., página 422.

37. Timoteo, 26 de agosto 1923, No. 83, p.1

38. Timoteo, 21 de octubre de 1923, No. 98.

39. Término local equivalente en la época a aduladora, lisonjera.

40. Timoteo, 26 de agosto 1923.

41. Timoteo, 21 de octubre, 1923.

42. Ver foto anexa.

43. Color ocre, como el de la tierra.

44. Tomado de la Oficina de Patrimonio, periódicos locales y de la arquitecta manzanillera Acacia Sanz Cueto.

45. Naranjo Gauthier, Wilfredo. Estampas del Terruño. Inédito. (A.H.M)

46. AHM. Colección: Archivo Vertical, Título: “Sobre la Glorieta de Manzanillo” Ob. Cit.

47. AHM. Colección: Archivo Vertical, Título: “José Ramírez León (Pepe Ramírez)”, Serie: Biografías, Legajo: R, Expediente: 5.

48. Idem.

49. Epifanio Sánchez Quesada. Memorias de un Manzanillero. Imprenta Manzanillo, 1956.

Fecha de publicación en Enciclopedia Manzanillo: 2007.

 Artículos Relacionados