Desde que Manuel López Oliva (Manzanillo, 1947) anticipó que había sido invitado a exponer un recorrido antológico de su obra en el Centro Cultural Garcilaso de la Vega, en Lima, Perú, se supo que el pintor cubano descargaría en sus paredes una poderosa carga de imágenes, representativas de un quehacer original e inquietante.
Al producirse la entrada de uno de los talentos de la primera hornada de la Escuela Nacional de Arte en una galería que ocupa un lugar distinguido en el circuito latinoamericano de exhibiciones artísticas, hemos tenido ya la certeza de que una nueva hora ha llegado en la trayectoria del artista.
Rostros, máscaras, gestos y voces se entretejen en la superficie de cuadros de la muestra titulada Paradojas del deseo, los cuales permiten aquilatar los valores que ha ido desarrollando el artista, con un lenguaje cada vez más rotundo.
La crítica limeña lo calificó con una frase: "Poeta de la paleta". Y resaltó la propia concepción que López Oliva tiene del arte: "Mi expresión pictórica sobre el lienzo o proyectada sobre cuerpos y espacios reales es una permanente declaración de cuanto he vivido, soñado, sentido, sufrido, experimentado en el ámbito social y de lo conocido en los distintos campos de la cultura y en las artes visuales. Mi lenguaje de pintor es complejo, cargado, provisto de una suma de percepciones, interesado en desatar interrogantes y sentidos disímiles en los diversos públicos, y afirmado en una vocación humanista y poética que es inherente a mi personalidad".
El diario La República reseñó: "Sus trabajos, 25 en total, rescatan la figura humana para convertirse en medio de expresión de diversas inquietudes del artista. Figuras que se transfiguran, que dicen mucho inconfesamente".
El Centro Garcilaso de la Vega es dirigido por el poeta Antonio Cisneros, Premio Casa de las Américas, y tiene entre sus tareas promover la excelencia del arte latinoamericano.
Fuente: Granma, Año 46, Nº 199, 21/08/2010, p. 6.
Fecha de publicación en Enciclopedia Manzanillo: 2011.