No viene hoy a la Academia un cultivador novato de la historia, ni un esporádico transeunte [sic] de los predios del pasado. Se podría decir que la mayor parte de cuanto ha escrito Nemesio Lavié, a excepción de sus deberes periodísticos y de una selecta producción de literatura, tuvo nuestra vida de ayer como finalidad, para buscar en ella inspiración y enseñanzas.
Lavié nació en Manzanillo, lugar pleno de historia desde los primeros tiempos coloniales. Vivió en su niñez los días de la gran aventura rebelde, que en aquella región tuvo al héroe máximo de la resistencia, jefe de la más numerosa fuerza sublevada el 24 de febrero de 1895, el general Bartolomé Masó, iniciador con Céspedes del 10 de Octubre de 1868. El ambiente, los hombres, las cosas, le incitaban a leer, investigar, escuchar y escribir sobre los acontecimientos allí ocurridos, complementarios del esfuerzo de todos para conquistar nuestra independencia. Caminador y excursionista incansable, ha unido a los apuntes y datos de otros los que adquiría por propia observación de terreno.
Es por ello un "historiador activo", un andariego de la investigación, que ha podido añadir aportes personales a la interpretación de los sucesos y de los actores.
Pocos como él -don Gerardo Castellanos entre algunos- han acudido a pedir a nuestros campos la inspiradora evocación de los lugares históricos. Hace ya años, para hablar de las rutas de Céspedes anduvo por donde transitó y sufrió el Padre de la Patria, lo que dió frescura y vigor a los interesantes artículos que sobre el tema publicó en el Diario de Cuba. Al través del prisma de su descripción directa, los hechos se tornan más veraces y el escenario cobra una vida nueva y eficaz. Esa colección de artículos no debe quedar en las hemerotecas, en donde sólo el curioso puede encontrarlos.
Nemesio Lavié comenzó en Manzanillo su vida intelectual. Ya escribía en periódicos locales cuando se incorpora, hace treinta y seis años, a los escritores que con Juan Francisco Sariol sostenían la revista Orto, heroica empresa de cultura que se salva del tiempo y de la indiferencia general por los sacrificios de su creador. En la casa de Orto surgió el Grupo Literario, que es una institución de fama en la América por su extraordinario fervor en el campo de la literatura y su sentido de responsabilidad. De Orto y del Grupo Literario nació el propósito de las "cenas martianas", fino acto de sana devoción, "al modo útil y elevado de un reconocimiento fundamental y cívico al Maestro, y nunca de orgías y francachelas", como expresa el propio Lavié. No fué culpa de sus iniciadores que en otros lugares se convirtiera ese rito en función pagana, y ellos no han adulterado su intención primigenia.
Los trabajos de Lavié en Orto: artículos, cuentos, crónicas de viajes, notas de crítica, formarían varios volúmenes de prosa clara y serena, de literatura que merece pervivir. Lo mismo se afirmar de diversas colaboraciones que obedecen a un plan orgánico, dadas en otros tantos periódicos, en La Defensa, La Montaña y La Tribuna, de Manzanillo; en el Diario de Cuba, El Cubano Libre, Libertad, El Periódico y Oriente, de Santiago de Cuba; en La Lucha, El Mundo y el suplemento literario del Diario de la Marina, de La Habana.
De historia ha escrito Lavié numerosos ensayos que se encuentran en periódicos y revistas, como el ya citado sobre Carlos Manuel de Céspedes, y el trabajo Palmas Altas, asiento de la libertad de los esclavos cubanos, que presentó en el Séptimo Congreso Nacional de Historia, celebrado en Santiago de Cuba. Se relaciona también con Céspedes y el difícil tema de la esclavitud.
Dos obras suyas de carácter histórico son:
Hogar y Patria, colección de ensayos de fe martiana y reafirmación nacionalista.
Bayate. Índice de la revolución de 1895. Con prólogo del Coronel del Ejército Libertador y Académico de la Historia doctor Cosme de la Torriente. Lavié ha querido presentar el proceso pormenorizado de la acción de las fuerzas cubanas en la toma de Santiago de Cuba, decisiva en los episodios finales de la guerra sostenida por nuestros compatriotas durante más de tres años. Siempre será necesario, y confortador, decir otra vez la verdad que los propios militares norteamericanos reconocieron sobre la eficacia de los soldados de Calixto García, sin cuya valerosa alianza no habrían tenido tan rápido y feliz resultado las operaciones del ejército invasor. El libro aclara o confirma hechos, y entre ellos el del fantástico mensaje a García.
No le ha bastado a Lavié contribuir por medio de la prensa a la obra colectiva, sino que también ha dado su esfuerzo y sus actividades a las cívicas e intensas gestiones de diferentes entidades, como la meritoria Acción Ciudadana, de Santiago de Cuba, de cuyo Consejo Directivo es vocal. Lo que la Acción Ciudadana ha logrado para hacer más culta y noble a la capital de Oriente, está en aquellas calles plenas de historia, en la limpieza de la población, en la educada conducta de sus habitantes, en el ambiente de cordialidad cubana que allí se respira. Esa corporación ha estimulado a sus gobernantes comprensivos y progresistas, ha iniciado movimientos de opinión, ha canalizado entusiasmos y deseos, ha colaborado en todo intento de beneficio social. Hoy Santiago de Cuba es lugar admirable para el simple curioso y un orgullo de sus residentes. La Acción Ciudadana ha tenido en todo ello su parte, bien apreciada y aplaudida.
Nunca ha dejado de ser la de Lavié la voz de las provincias, la de quienes interpretan el sentir de las regiones que constituyen la opinión nacional. Así es como se debe escuchar a estos escritores nuestros, fieles a una larga tradición de cultura y de ejemplaridad cívica, honestos en la palabra y en la acción. Son a la vez periodistas y propulsores, hombres de ideas y de hechos, que después de largas jornadas de servicios se sienten premiados con la realización de un propósito útil a la sociedad.
Ha tenido Lavié diferentes modalidades en el curso de su vida. Las Logias masónicas lo aplaudieron más de una vez en intervenciones elocuentes sobre temas de historia y de análisis humano. En la Logia oriental que lleva el nombre inolvidable de La Demajagua hizo una liturgia para celebrar masónicamente la "cena martiana". De sus veinte años de rotarismo dejó el recuerdo de un folleto publicado sobre la Teoría del servicio, aspecto que más lo impresionó de todos los fines de esa institución. Es miembro fundador de la Sociedad de Geografía e Historia, de Oriente, que de modo tan fecundo ha trabajado en aquella provincia, y a la que se debe hallazgos y aportes imprescindibles para el investigador. Pertenece, además al P. E. N. Club de La Habana, y a la Orden de la Rosa Blanca.
Tal es una breve presentación del nuevo Académico Correspondiente en Manzanillo, Nemesio Lavié Vera, quien ha traído como discurso de ingreso el trabajo La personalidad de Rafael María Merchán, el escritor y patriota manzanillero, combatiente nunca vencido, periodista famoso que con su solo artículo "Laboremus" dió nombre de guerra a los conspiradores cubanos.
Sea el compañero bienvenido en la Academia de la Historia de Cuba.
Fuente: Orto, Año 39, No. 3, Marzo/1951, pp. 2-4.
Creado: Lunes 22 de Agosto de 2016