Director de "Bohemia".
La demostración de dolor que ha dado el pueblo de Cuba ante la muerte del Senador de la República y Jefe del Partido Ortodoxo, Sr. Eduardo R. Chibás, ha sido algo realmente impresionante. De tal modo lo ha sido, que hasta aquellos mismo que, por diferencias partidistas, se hallan más lejos de la corriente política que encarna la ortodoxia, y hasta los otros que combatieron, con saña delirante, al gran líder desaparecido, han tenido que reconocer la grandeza, de veras conmovida, del homenaje póstumo rendido al sagitario que fué Eddy Chibás. Nuestra revista no pertenece a ningún partido político, ni responde, por tanto, a ningún otro interés que no sea el interés de todos los cubanos. El único ideario que tenemos, y por el cual ha vivido siempre ORTO y del cual, por nada ni por nadie, habrá de separarse mientras viva, es aquel por el cual vivió, soñó, peleó y murió el apóstol de nuestras libertades. No tenemos otro ideario. Ni otra bandera que no sea aquella por la cual derramaron su sangre nuestros libertadores y a la cual -es doloroso y terrible tener que confesarlo-, todavía no hemos sabido los cubanos honrar como ella se merece.
Como cubanos, pues, por encima de todo, la muerte del Senador Chibás tiene, por fuerza, que obligarnos a una patriótica meditación. Ahora no cuentan, para nada, los errores ni las exageraciones y estridencias de ese hombre. Ahora no cuenta, en él, sino su esfuerzo, y la dirección de su esfuerzo. Qué quería Chibás? ¿Por qué se esforzaba y por qué peleaba? Por el adecentamiento de las costumbres públicas? Por vivir en una patria limpia, decente y honrada? Si tal quería, si por eso se esforzaba y peleaba el gran desaparecido, tenemos que convenir que el homenaje que el pueblo de Cuba acaba de rendirle, él lo merecía. Pero en ese homenaje no debemos ver, tan sólo, los grandes e innegables méritos patrióticos del senador Chibás, sino algo más importante aún y que a todos los cubanos, sin distinción de partidos, de credos, ni de clases, debe complacer entrañablemente. Debemos ver, en ese homenaje, las fuerzas puras, sanas, generosas y nobles de nuestra Patria. No. No está todo perdido. No es la corrupción, la rapiña, la deshonestidad y el enriquecimiento fácil a costa del erario público lo que Cuba desea. No. No es éso, ni puede ser éso. Las fuerzas morales de nuestra tierra están demostrando, y acaban de demostrarlo ahora, que desean otra cosa: que desean una patria honesta, limpia, progresista, donde todos los cubanos puedan vivier en convivencia entrañable de bien, de virtudes y de honor. La demostración que ha dado el pueblo de Cuba ante la tumba de Chibás no tiene más que ese sentido. Es una demostración de dolor, de pena, de llanto ante el líder caído. Pero es algo más que eso. Es la demostración, alta y purísima, de que repudia todo lo malo y está soñando con el advenimiento de una patria limpia, honesta, pulcra, honrada y feliz. La patria que quería Martí. La Patria por la cual ha trabajado siempre, y trabajará hasta el último instante, nuestra revista ORTO. Con la muerte del Senador Chibás no se pierde, como ha dicho ligeramente nuestro querido amigo y compañero el Dr. Miguel Angel Quevedo, Director de la Revista "Bohemia", la última esperanza de Cuba. No. Eso no. Semejante expresión de derrotismo, de pesimismo, de fracaso y de muerte no cabe, de ningún modo, ni se debe emplear frente a la caída del líder ortodoxo. Y mucho menos frente a la espléndida demostración de energía moral que, con motivo de esa muerte, ha dado el pueblo cubano. Porque esa demostración de energía representa, precisamente, todo lo contrario. Representa que todas las fuerzas morales de nuestra Patria están intactas, y que una gran esperanza, como en la Caja de Pandora, se alza y resplandece en la conciencia de nuestro pueblo.
Grupo Literario de Manzanillo. Revista "Orto"
Fuente: Orto, Año 39, Nos. 7-8, Julio-Agosto/1951, pp. 3-4.
Creado: Lunes 22 de Agosto de 2016