Epístola enviada en 2014 al periódico Granma, sección "Cartas a la Dirección", donde se aborda la problemática del parque Carlos M. de Céspedes de Manzanillo.

Toda aldea, caserío, pueblo o ciudad tiene un lugar donde acudir a llorar, reir, citarse, conferenciar, rogar, bendecir, etc, lugar que por tradición o herencia se hace público y privado a la vez.
 
En Manzanillo, es el Parque Principal "Carlos Manuel de Céspedes" que alberga nuestra Glorieta Morisca que cumple 90 años el 24 de junio próximo, junto a la Banda Municipal de Conciertos con sus 110 años.
 
Para consternación de los manzanilleros, su parque central, sus dos manzanas y sus bancos de granito están de reparación o reconstrucción, por mucho más de un año y no se atisba su terminación, pues casi no se trabaja, específicamente desde Diciembre del 2013 hasta lo que va de este mes de Enero. Nos preocupa que corra con la misma suerte de muchos otros inmuebles de la ciudad, que han colapsado por falta de recursos y la han llenado de horrendas cicatrices.
 
Es loable que se festeje y celebre, por todo lo alto, los grandes aniversarios en las capitales, pero también es justo y humano que los que no lo son, pierdan lo poco que tienen para el disfrute y solaz de sus habitantes. Desde hace meses se ha perdido la posibilidad de usar bancos para descansar y mucho menos disfrutar de las ejecuciones de la Banda Municipal, la cual actúa en un corredor de unos cuatro metros de ancho, sin poder desplegar sus valiosos músicos como corresponde, el numeroso público que concurre tiene que escucharla de pie, en la calle, desafiando el paso de las bicicletas, motos y autos. Así somos los seguidores fieles de esa música.

Hay que reconocer las limitaciones materiales y financieras del Estado, pero resultaría de un negativo impacto espiritual que se pierdan esas tres joyas del fiel y humilde Manzanillo que tanto apreciamos.
 
Pedro Vicente Rodríguez Figueira.
1ro de Mayo 86
Manzanillo de Cuba.